Esta causa judicial se vive con «tremendo dolor» en el seno de la Archidiócesis, apuntan fuentes eclesiásticas consultadas, que siguen apostando por la «tolerancia cero» ante este tipo de presuntos abusos y defienden la búsqueda de la verdad.

Pero otras fuentes eclesiásticas consideran por contra que el Arzobispado debió haber «aclarado» con mayor agilidad y transparencia lo relativo a este asunto, y muestran su «perplejidad» por el número de sacerdotes supuestamente implicados en el caso.

Pese a que desde ciertos foros se critica el mutismo o la posible ocultación por parte de los responsables diocesanos en esta crisis interna, fuentes eclesiásticas prefieren hablar de la necesaria «discreción» que requiere este asunto, máxime cuando el Juzgado ha decretado el secreto de sumario.