Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 2.000 personas en el mundo nace con una diferencia en el desarrollo sexual y se estima que el 1% de la población tiene alguno de los 50 síndromes asociados a la intersexualidad. Pero, ¿en qué consiste?

La intersexualidad es una diferencia congénita en las características sexuales físicas. Esto es, diferencias físicas en los cromosomas, expresión genética, diferencias hormonales, en las partes reproductivas como los testículos, pene, vulva, clítoris, ovarios y así sucesivamente. Es la definición que aporta la Organización Intersexual Internacional (OII)

Esta semana se celebra el Orgullo, a secas. Ya no se habla de Orgullo gay, cada vez el colectivo que integra este movimiento se ha hecho más grande para para terminar agrupando al denominado colectivo LGTBI.

Es la última sigla la que se refiere a la intersexualidad. Una realidad que durante años ha estado estigmatizada bajo el nombre de hermafroditas. Las personas intersexuales cuenta con el apoyo de muchas asociaciones que trabajan para eliminar tabúes y acabar con las cirugías normalizantes que durante años se les han practicado a estos niños y niñas. El movimiento LGBTI, ha denunciado durante años las cirugías a las personas recién nacidas. Critican que se llevan a cabo sin el consentimiento de la persona y por ello llegan a denominarlas operaciones "mutilantes", ya que dudan de la intención de normalizar la anatomía de las personas intersexuales.

La OII apunta que las diferencias intersexuales, usualmente, se manifiestan en la anatomía sexual primaria y secundaria que es visible, ya sea de forma externa o interna. Son muchos los casos que pueden presentarse, desde genitales ambiguos al nacer, fusión parcial de los labios, agrandamiento del clítoris o micropenes. También hay personas que nacen con un ovario y un testículo. Al contrario de lo que se puede pensar no son hombres y mujeres a la vez, ni tampoco tiene que ver con la transexualidad.