La mayor aceptación social de la agresión y la extensión del uso de las redes sociales entre los jóvenes están generando nuevas formas de violencia social entre los menores hasta el punto de que por ejemplo, un 65 por ciento de los jóvenes admite publicar fotografías o vídeos con algún contenido erótico para burlarse de sus compañeros o que otro 15 por ciento reconoce que emborracha a su pareja para mantener relaciones sexuales.

Estos son algunos de los datos que la profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco Carmen Maganto ha expuesto durante la conferencia 'Nuevas formas de violencia y agresión en adolescentes y jóvenes' que ha pronuncia en el X Congreso internacional de la sociedad española para el estudio de la ansiedad y el estrés, que se celebra hasta este sábado en Valencia.

Así, en unas declaraciones a Europa Press, ha explicado que hay ya formas de agresión que son ya "esperables" por la sociedad en todos los ámbitos, pasado desde los deportes hasta los debates televisivos donde ya no se cuestionado quién exponer mejor los argumentos sino "quién gana", ha señalado en declaraciones a Europa Press.

De hecho, el trato entre el 97% de los adolescentes incluye tratarse con insultos y se considera normal. Pero con las nuevas tecnologías han aparecido nuevas formas de violencia. De este modo, en el estudio 'Factores de riesgo en las redes sociales en adolescentes y jóvenes del País Vasco', de la UPV, que ha llevado a cabo Montserrat Peris, ha analizado algunas de estas nuevas agresiones que se den en las nuevas tecnologías.

Así, ha explicado que siempre ha existido el acoso escolar (bullying) pero cuando es a través de las redes sociales (ciberbullying) aumenta su gravedad para el menor, hasta el punto de que ha llevado a casos de suicidio, porque al no haber presente un adulto "no puede cortar la agresión" ni "tampoco pueden actuar los alumnos mayores del colegio para detenerla". Además, la agresión "se expande y es conocida por todo el colegio y por el momento no puede ser borrada".

La víctima debe hacer frente asimismo al anonimato del agresor y a un aumento de los agresores pasivos, aquellos que conoce el hecho pero no lo denuncian, con lo que la "vulnerabilidad es mayor y tiene mayores consecuencias".

Además, con el mal uso de las nuevas tecnologías surgen también nuevas tipologías de agresiones, ha explicado. Así, está el sexting, subir publicaciones eróticas o sexuales, que se está extendiendo de "forma alarmante" y que además conlleva el riesgo no sólo de que terminen en redes pornográficas, sino de sufrir acoso o chantajes de adultos.

Otra nueva forma de violencia sería el 'grooming', cuando un adulto conecta en las redes con una adolescente y consigue ser su amigo ganando su confianza mediante halagos y regalos luego la acosa para mantener relaciones sexuales chantajeando incluso para conseguirlo.

Asimismo, ha observado nuevas estrategias de contacto sexual entre adolescentes que se caracterizan por "su agresividad" ya que llegan a forzar o presionar para mantener relaciones sexuales aunque no se quiera o emborracharla para conseguirlo, incluso ha visto agresiones físicas como atar las manos a niñas de 13 años.

Este tipo de agresiones, relata, es mucho mayor entre la población universitaria desde un trato basado en los insultos a verdaderos casos de mujeres maltratadas como el de una estudiante de último curso a la que su pareja arrastró del pelo y dejó encerrada durante tres horas en el baño, ha relatado.

De hecho, de los datos de este estudio, extrapolable a toda España, se detecta que el 10% de los jóvenes amenazan y chantajean para mantener relaciones sexuales, y un 15% emborracha a su pareja para conseguirlo y un 25% admite haber recibido acoso.

Un 12% refiere haber sido víctima de un sexting-acoso o que un 65% admite publicar fotos y vídeos para burlarse entre compañeros, un 42% lo hace entre amigos. Respecto al grooming, un 8% señala haber recibido regalos, y un 11% de chicas entre 12 a 22 años ha llegado incluso a quedar con un adulto.

Al respecto, ha advertido de que los jóvenes que sufren una adicción a las redes sociales son los que también tienen un mayor riesgo de sufrir un acoso o acabar siendo acosadores. En esta escalada, presta una especial atención al mayor consumo de violencia entre los jóvenes sea a través de los juegos 'on line' de rol o a través de televisión, ya que algunos de los chicos entrevistados reconocen quedarse viendo la televisión hasta la 1 o las 2 de la mañana para poder dormirse viendo "series violentas".

FALTA DE APOYO EMOCIONAL

Esta doctora apunta que aunque muchas son las causas que están detrás de estos nuevos comportamientos uno de ellos que hay que tener muy presente es el "nivel de soledad" en el que crecen "sin contenido emocional familiar" que no le presta en necesario apoyo.

Por ello, se convierten en "prepotentes" dando la imagen de no necesitar a nadie y la agresión "forma parte" de esa fachada en una sociedad que "cada vez lo permite más". "No hay contención familiar, no se les tranquiliza, se contesta al mismo nivel de agresión, y con la crisis los adultos saltamos más y las formas se aprenden", ha alertado.

Por ello, aconseja una tutela de los padres desde la infancia controlando el grado de violencia de las series que ven los niños y en todo caso que la vena bajo supervisión de un adulto para explicar las conductas rechazables. "Hay mucha permisividad y hay que tener más autoridad", ha reclamado.

Con todo, ha señalado que el problema debe abordarse con mayor profundidad, comenzando con más investigaciones sobre los factores de riesgo y factores protectores para poder limitar esta conducta. Sin embargo, ha señalado que con lo que ya se sabe hay que "actuar desde los centros educativos enseñando conductas positivas para afrontar los conflictos". "Los colegios deberían dedicar una hora al trabajo cognitivo y la sociedad poner límites de violencia en todas las áreas, incluidos los medios de comunicación", ha apostillado.