El dinero no es un freno. El número de mujeres que se somete a un tratamiento de fertilidad no deja de aumentar, pese a la crisis y a que la sanidad pública no cubre el cien por cien de los casos y muchas veces no queda otro remedio que acudir a una clínica privada.

«Nosotros notamos un pequeño bache en la demanda hace un par de años porque las parejas decidían esperar un poco para ver si la crisis pasaba», señala Manuel Muñoz, director del Instituto Valenciano de Infertilidad. Pero a la hora de tener un hijo el tiempo corre en contra «y estas parejas han decidido no esperar más». Sólo en este centro la demanda de tratamientos ha aumentado un 10% en el último año. Cada año se llevan a cabo «cerca de un millar de ciclos de reproducción asistida».

Aunque las causas de los problemas de esterilidad siguen siendo las mismas de siempre -fundamentalmente el retraso en la edad de la maternidad-, en los últimos años aparecen nuevos factores, como la vertiginosa caída en la calidad del semen. Un fenómeno en el que influye, ya sea de manera directa o indirecta, el estrés laboral y económico o las preocupaciones de la vida cotidiana. «La calidad del semen ha disminuido a lo lago de los últimos años, sobre todo en los países civilizados», señala Irene Velasco, responsable del laboratorio de Andrología del Hospital de Sant Joan. Entre otras causas de este fenómeno destacan también «el sedentarismo, la mala alimentación o la contaminación, ya que está demostrado que en zonas industrializadas la calidad del semen es peor». En este centro sanitario, las inseminaciones han aumentado un 256% en tan sólo cinco años, «al pasar de 48 en 2007 a las 171 realizadas el año pasado».

Para Rafael Bernabeu, director del Instituto Bernabeu de Alicante, el estrés es más bien una causa «indirecta» en los problemas de fertilidad. «Las preocupaciones y los nervios influyen porque disminuyen más bien el deseo de tener relaciones sexuales».

Este centro médico ha detectado en los últimos años otras causas para este descenso en la calidad del semen. En un reciente estudio, elaborado en colaboración con la Universidad de Alicante, se concluyó que la marihuana daña considerablemente la calidad de los espermatozoides, ya que éstos poseen receptores del cannabis y en contacto con esta sustancia se mueven más lentamente. «Teniendo en cuenta que España es uno de los países en los que más cannabis se consume, no es de extrañar que haya caído tanto la calidad del semen».

Este aumento en los problemas masculinos ha derivado en un cambio de enfoque en los tratamientos de la infertilidad. «Hay que desterrar el falso mito de que la culpable de no tener hijos es la mujer», explica Maribel Acién, responsable de la consulta de Esterilidad del Hospital de Sant Joan. Hoy en día se estima que en la mitad de los casos de parejas que no pueden tener hijos interviene un factor masculino. Sin embargo, son ellas las que siguen soportando todo el peso del tratamiento: estimulación ovárica, recogida del ovocito.... «Se calcula que en un 60% de los tratamientos de fecundación in vitro la causa de la infertilidad es masculina», explica Rafael Bernabeu.

El Instituto Bernabeu también registra «un constante aumento» en el número de tratamientos de fertilidad. «Muchas personas se deciden ahora a tener hijos porque tienen más tiempo libre. Además, muchas parejas anteponían el trabajo a la paternidad y si se quedan en el paro las prioridades cambian».

Pero el aumento de casos no sólo se da entre parejas. Cada vez más mujeres se animan a emprender la aventura de la maternidad en solitario. «Tienen muy claro que quieren tener un hijo sin compartir esa responsabilidad con el hombre», explica Rafael Bernabeu. En este sentido, la provincia de Alicante se comporta de un modo diferente a otras zonas de España. «El Instituto Valenciano de Infertilidad tiene centros por toda España y en el de Alicante es, con diferencia, el que registra el mayor número de mujeres que deciden quedarse embarazadas sin pareja», explica Manuel Muñoz. Cada año, añade, «atendemos un centenar de casos».

Sin embargo, la edad sigue siendo la principal causa de consulta en las unidades especializadas de reproducción asistida. «Las mujeres cada vez retrasan más su decisión, y con la crisis se ha notado todavía más», señala Maribel Acién. También en el Hospital de Sant Joan notaron cómo al principio de la recesión «la demanda de tratamientos descendió, pero a la vista de que la situación no ha cambiado, las parejas se están tomando ya la decisión de tener un hijo». La doctora Acién señala que un año «es el tiempo normal que una mujer por debajo de 30 años puede tardar en quedarse embarazada de forma natural».

Cada vez más pacientes extranjeras

España, y en especial la provincia de Alicante, sigue atrayendo a un gran número de pacientes extranjeras para someterse a tratamientos de fertilidad. Un clima envidiable y una infraestructura sanitaria de primera calidad propician este «turismo de salud» que además se beneficia de una legislación en materia de reproducción asistida mucho más permisiva que la de otros países europeos.

En centros como el Instituto Valenciano de Infertilidad o el Instituto Bernabeu atienden cada año a cientos de pacientes extranjeras y la cifra no deja de aumentar año tras año.

Los tratamientos para la infertilidad no serían viables si estos centros no contaran con un banco de semen y de ovocitos. En el Instituto Bernabeu, por ejemplo, reciben cada año 800 donaciones de ovocitos y 40 de semen. En el caso del esperma, la tendencia ha cambiado y el número de donaciones ha bajado considerablemente. «Antes no se podía tratar el factor de esterilidad masculino y en muchos casos no quedaba más remedio que acudir al banco de donantes», señala Rafael Bernabeu. La medicina reproductiva da respuesta a la mayor parte de estos problemas masculinos «y el banco de semen prácticamente sólo se utiliza para aquellas mujeres que quieren tener un hijo en solitario». La legislación española contempla compensaciones económicas de 40 euros para quienes donan semen y de 900 euros para las mujeres que donan ovocitos.