La mágica noche de San Juan le ha salido algo más que cara al alcalde pedáneo de Benamahoma, en Grazalema (Cádiz), Joaquín Ramón Gómez (PSOE).

El primer edil se vio obligado a dimitir el pasado viernes tras las duras críticas recibidas, incluso por sus compañeros de gobierno, tras organizar un acto de brujería la pasada noche de San Juan en la plaza de toros del municipio. La intención de Gómez era purificar el lugar donde fueron fusilados 150 vecinos de la localidad durante la Guerra Civil. Para ello, contrató los servicios de "una bruja buena", se montó una gran fogata y se celebró el ritual mágico con gran expectación y publicidad.

Sin embargo, parece que la iniciativa del alcalde no fue bien llevada y entendida por diversos colectivos, entre ellos, el Movimiento para la Recuperación de la Memoria Histórica y su propio equipo de Gobierno, quienes no entendieron la razón de ser de aquel espectáculo. Otro de los frentes que ha logrado abrir esta peculiar actividad ha sido con la parroquia de la pedanía. "No es el ritual apropiado y mucho menos si se celebra a pocos metros de la iglesia", dijo al respecto el párroco Jozef Lewsczyk, de origen polaco. Indignado, el sacerdote puso en conocimiento de la alcaldesa de Grazalema -la también socialista María José Lara- su preocupación a la que dijo que "o el alcalde pedáneo cambia de forma de actuar con la iglesia o yo voy a denunciar públicamente este acto que incita a la brujería, al igual que otras muchas cosas que suceden en la parroquia".

Pero ni la magia ha logrado salvar al alcalde gaditano, Ramón Gómez, de la quema. En su abandono del cargo, el edil alegó problemas de salud y una "desmotivación importante" que le impedían llevar adelante sus funciones. En su lugar, toma el relevo el también concejal socialista José Antonio Calvillo.