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Cabo Pulmo, el único arrecife coralino en el Golfo de California y el que está más al norte en el Pacífico oriental, está en peligro como consecuencia del permiso que dio el gobierno mexicano para que el constructor español Hansa desarrolle un enorme complejo turístico adyacente.

El arrecife tiene unos 20.000 años, lo que lo convierte en uno de los más viejos del Pacífico americano, y es hogar de 226 de las 875 especies de peces que existen en el Golfo de California, en el noroeste de México, de acuerdo con información oficial.

En el lugar es común ver cuatro especies de tortugas, delfines, lobos marinos, tiburones ballena, tigre y toro, y es ruta de paso de ballenas jorobadas y azules.

Fue declarado en 1995 área natural protegida por las autoridades del país y hoy es un parque nacional con 7.111 hectáreas, el 99% de ellas en el mar.

En sus costas habita una pequeña comunidad con 80 habitantes que se encargan de cuidar ese patrimonio natural y ofrecen servicios turísticos como buceo, esquí náutico, paseos en lancha, pesca deportiva y cámping.

Sin embargo, el grupo alicantino Hansa Urbana construirá, con el visto bueno que ya le otorgaron las autoridades medioambientales, un monumental destino turístico integralmente planeado sobre una superficie de 4.000 hectáreas que colinda con Cabo Pulmo.

La ciudad turística, denominada "Cabo Cortés", incluirá hoteles, viviendas, condominios, marinas, campos de golf, centros comerciales, un pueblo para trabajadores, iglesia, servicios médicos y un aeropuerto para aviones privados, entre otras instalaciones.

El director del parque nacional Cabo Pulmo, Javier Alejandro González, explicó en una entrevista con Efe que el proyecto prevé erigir hasta 30.600 habitaciones de hotel ó 10.200 más residenciales.

González, funcionario de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), señaló que ese organismo redactó un informe técnico que concluyó que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de "Cabo Cortés" "tenía imprecisiones en varios puntos" y datos que "no estaban validados".

De acuerdo con González, la Conanp teme que tras el inicio de la construcción de las marinas, en las que atracarán barcos y yates de lujo, se produzca "una suspensión importante de sedimentos" en el agua, y que en el futuro el tránsito de las embarcaciones y la mayor afluencia de visitantes a la zona de Cabo Pulmo ejerzan una "mayor presión" sobre el arrecife.

A su juicio, las autoridades deben ser capaces lidiar con estos riesgos ambientales ante la presencia del desarrollo, al que no se opone.

Un punto de vista más negativo comparte un grupo de ONG ambientalistas, que han formado una coalición para dar la batalla por el arrecife y frenar el desarrollo.

Ese grupo está liderado por la estadounidense Wildcoast/Costa Salvaje, las mexicanas Niparajá, Pro Natura Noroeste, Comunidad y Diversidad, Amigos de Cabo Pulmo, académicos del centro Scripps de EEUU y la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

Uno de sus miembros, el oceanógrafo mexicano Octavio Aburto, del Instituto de Investigación Scripps, dijo a Efe que el valor de Cabo Pulmo radica en que es un ecosistema que ayuda a repoblar las comunidades de peces "en las áreas adyacentes al parque, lo que permite incrementar la producción pesquera, que es la base de algunas economías en el Golfo de California".

Los cálculos de Aburto señalan que el arrecife tiene en promedio 5 toneladas de peces por hectárea, el 60% de las cuales son especies depredadores grandes, como tiburones.

Por su parte, Fay Crevoshay, directora de comunicaciones de la ONG Wildcoast/Costa Salvaje, argumentó que los varios campos de golf que tendrá la ciudadela turística "emplean una serie de químicos que cuando llueva caerán al mar y matarán los corales".

También manifestó que es "esquizofrénico" que las autoridades mexicanas creen un parque nacional, lo conserven durante años y luego "den un permiso a un constructor para destruirlo".

"Qué van a ver las próximas generaciones que vienen aquí, no sólo de México sino del mundo entero: un arrecife destruido y muerto", se lamentó Juan Castro, líder de la comunidad que habita en Cabo Pulmo y que se encarga de cuidar ese frágil ecosistema marino desde hace 15 años.

Efe intentó obtener la opinión de Hansa Urbana en México, pero los encargados de relaciones públicas de la firma no estuvieron disponibles para entrevistas.