Menos de un año después de convertirse en el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos, Barack Obama alcanzó este viernes un nuevo hito histórico al recibir el Premio Nobel de la Paz, un galardón con el que también fueron condecorados otros tres presidentes de Estados Unidos: Theodore Roosevelt, en 1906, Thomas Woodrow Wilson, en 1919, y Jimmy Carter, en 2002, éste ya como ex presidente.

Obama ha creado un "clima nuevo para la política internacional. Gracias a sus esfuerzos, la diplomacia multilateral ha recuperado su posición central y ha devuelto a las Naciones Unidas y otras instituciones internacionales su papel protagonista", según el Instituto Nobel.

El premio reconoce sus "esfuerzos extraordinarios por reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos".

Su historia personal, como reconoció antes de acceder a la Casa Blanca, es "poco convencional".

Nacido en 1961 en Hawai, es hijo de Stanley Ann Dunham, una antropóloga nacida en Kansas, y de Barack Obama Sr., un economista keniano educado en Harvard, ambos ya fallecidos.

El matrimonio se separó cuando él tenía dos años y sólo vería a su padre una vez más durante una visita de éste a EEUU. Su madre volvió a contraer matrimonio con Lolo Soetoro-Ng, un ciudadano de Indonesia, donde Obama pasó varios años de su infancia antes de regresar a Hawai a los diez años para vivir con sus abuelos maternos y tener acceso así a una mejor educación.

Su abuela, Madelyn Dunham, que falleció el lunes en Hawai a los 86 años debido a un cáncer, fue una de las presencias más importantes de su vida, la mujer que, según él dice, se sacrificó por él una y otra vez y quien lo quiso "más que a nada en el mundo".

Pese a que sus abuelos lo criaron en un ambiente estable, Obama sufrió una fuerte crisis de identidad durante su adolescencia, que estuvo marcada no sólo por una destacada trayectoria escolar, sino también por años de rebeldía y escarceos con las drogas.

A esos años le siguió una selecta formación en las universidades de Columbia y Harvard, una etapa como profesor y defensor de los derechos civiles en Chicago, su elección como senador estatal y su desembarco como senador en Washington en 2004.

Ayudado por su carisma, se granjeó una popularidad similar a la de una estrella del rock que lo ayudó a atraer a sus mítines a decenas de miles de personas. Sus rivales políticos trataron de utilizar sin éxito ese poder para arrastrar a las masas para presentarlo como una simple "celebridad" con mucha facilidad de palabra y escasa preparación para los desafíos del poder.

El autorretrato que él mismo perfiló antes de la campaña que le llevó a la presidencia proyectó la imagen del paladín del cambio y defensor de una clase media venida a menos durante la impopular presidencia de George W. Bush. Sus dos libros autobiográficos "The Audacity of Hope" (La audacia de la esperanza) y "Dreams from my father" (Sueños de mi padre) se han convertido en los más vendidos.

Poder dialéctico

Los observadores mencionaban con frecuencia a lo largo de la campaña que le llevó a la Casa Blanca que el secreto de su éxito obedece a un arma rudimentaria: el poder de la palabra.

Obama, en todo caso, aseguraba no haberse percatado de su poder dialéctico hasta que participó en una marcha contra la segregación racial en la universidad y descubrió que había captado la atención de los asistentes tras empezar a hablar. "Los congregados se quedaron callados y me miraban", recuerda en "Dreams from my father".

Su carrera política arrancó, curiosamente, con discursos que no conectaban bien con el público y en los que abundaban los detalles sobre sus programas. No sería hasta 2004, durante su campaña al Senado, cuando introdujo los elementos de "esperanza, cambio y futuro" que tiñen la entusiasta retórica que tan buenos resultados le ha dado.

Desde su llegada a la Casa Blanca, Obama ha marcado distancias con la administración anterior, dirigida por George W. Bush. La decisión de aprobar un calendario para abandonar Irak, junto con la apuesta por cerrar Guantánamo o la propuesta para una reforma sanitaria que amplíe la cobertura de la mayor parte de la población, junto con las decisiones contra la crisis económica, han sido algunas de sus decisiones más relevantes.

Obama, de 48 años, está casado con la abogada Michelle Robinson Obama, y tiene dos hijas: Malia Ann y Natasha (Sasha).