La adicción al cibersexo se presenta de forma desigual entre los jóvenes de diferente sexo, ya que hombres y mujeres tienen motivaciones diferentes a la hora de frecuentar páginas sexuales en Internet, según un estudio llevado a cabo por la institución académica.

Así lo ha explicado a EFE el director de la Unidad de Investigación Sobre Sexualidad y Sida de la UJI, Rafael Ballester, un departamento que ha iniciado hoy una campaña informativa sobre la adicción al cibersexo mediante la instalación de mesas informativas en diferentes facultades del campus.

Esta unidad ha realizado una investigación sobre la adicción al cibersexo, que se presentó en 2007 en el quinto World Congress of Behavioural and Cognitive Therapies, en la que se revela que los universitarios dedican una media de 8 horas semanales a navegar por Internet, de las que 0,58 son páginas sexuales.

Ballester no sólo ha remarcado el carácter "preocupante" de este problema, que cada vez tiene una prevalencia mayor, sino que esta patología afecta más a hombres que a mujeres, porque de esas 8 horas, "los varones pasan cerca de dos horas (1,42 horas); en páginas con contenido sexual, y las mujeres sólo 0,05 horas".

Estas diferencias, ha explicado el profesor, aparecen en todos los porcentajes del estudio, como demuestra que del 26 por ciento de estudiantes que han buscado material sexual en Internet, el 45,5 por ciento son hombres y del 13,4 por ciento son mujeres.

El estudio también revela que del 21,6 por ciento de los estudiantes que ha afirmado haberse masturbado mientras estaban navegando en Internet, este porcentaje en hombres es del 45,1 por ciento, mientras que en las mujeres es tan sólo del 5,8.

También es diferente el tipo de páginas que frecuentan, ha asegurado en alusión a que del 11,7 por ciento de alumnos que participaron en chats sexuales, el 20,6 por ciento fueron hombres y 5,8 por ciento mujeres.

Ballester ha insistido en las diferencias entre hombres y mujeres adictos, ya que los hombres tienden a entrar en páginas pornográficas y las mujeres, en chats de tipo erótico donde haya una comunicación o una conversación.

"Es un problema, que no se reconoce realmente", ha explicado, y ha añadido que "esporádicamente, una persona puede entrar en una página sexual o en un chat, y no es algo "patológico".

Según ha dicho, el problema llega cuando esta actitud "se convierte en algo compulsivo" y que "se echa de menos", de modo que "a pesar de las consecuencias adversas, se sigue obsesionado con ello".

El profesor también ha indicado que es una de las adicciones que más cuesta a las personas confesar y que quienes la sufren comparten unos patrones comunes.

En concreto, entre los jóvenes, los adictos al cibersexo suelen ser "hombres, personas solitarias, con baja autoestima, que tienen algún tipo de disfunción sexual", además de ser "personas con una imagen corporal distorsionada y que no se gustan, y quienes también tienen otras adicciones".