Según un comunicado de esta asociación ante la evidencia de los hechos, el SAS ha reconocido expresamente su error, al existir un nexo entre la intervención de valvuloplastia mitral practicada a la reclamante y el abandono en el lecho quirúrgico de una aguja de sutura que, si bien no ha causado a la paciente hasta ahora un daño físico evaluable, sí ha originado ya un importante daño psíquico.

La paciente, E.P., ha sido diagnosticada de un trastorno por estrés postraumático al presentar un cuadro de angustia, temor, desesperanza intensa, pensamientos recurrentes de que va a morir, pesadillas y sueños con referencia al peligro que tiene al tener una aguja clavada en el corazón.

El SAS limita la indemnización sólo a los perjuicios psíquicos, "sin valorar el importante riesgo que planea sobre la vida de la paciente, ni el daño moral ocasionado", y por ello, acuerda indemnizar a la paciente con tan sólo 3.149 euros.

La afectada considera esta cantidad "absolutamente insuficiente", por lo que ha decidido recurrir la resolución administrativa en vía judicial.

Los hechos se produjeron en marzo de 2004 cuando E.P. fue diagnosticada de insuficiencia mitral moderada-severa por valvulopatía y fue intervenida en el Hospital Universitario "Virgen de las Nieves" de Granada para una reparación valvular.

Tras ser dada de alta, presentó un cuadro de dolor torácico punzante en relación con el movimiento y con la inspiración, notando como si algo se le clavara y tras varias pruebas exploratorias, los facultativos descubrieron que tenía alojada en el pericardio una aguja metálica.

La reclamante aportó un informe elaborado por la Facultad de Medicina de Granada en el que se valoraban los importantes riesgos que supone vivir con una aguja clavada en el corazón.

El informe advierte de que los riesgos de una operación para extraer la aguja lo desaconsejan por el momento, aunque subrayan que no se puede descartar que con el paso del tiempo "pueden surgir complicaciones muy graves que puedan poner en peligro la vida de la paciente," como hemorragia en el saco pericárdico, taponamiento cardiaco o pericarditis constrictiva.

El letrado reclamante señala que "para comprender la entidad del daño basta con ponernos en su situación y pensar, siquiera durante un momento, como viviríamos con una aguja alojada en el corazón, para darnos cuenta del alcance del permanente miedo y la tensión generada por esta insólita situación, con la que debe enfrentarse día tras día y durante toda su vida."

Para Carmen Flores, presidenta de "El Defensor del Paciente", "este fallo podría fácilmente haberse evitado", por lo que ha reclamado que se adopten las oportunas medidas para que no vuelva a repetirse, mediante la modificación de los protocolos de actuación y, sobre todo, la adopción de concretas medidas sancionadoras a aquellos que han podido permitir, "con su negligente actuación, que una negligencia como ésta se haya producido".