Con varios siglos de historia a sus espaldas, el "moribundo" cheque encajó un nuevo y duro golpe el pasado 29 de enero, cuando Tesco, primera cadena británica de supermercados, anunció que rechazará esa forma de pago a partir del 25 de febrero.

El gigante de la distribución siguió así la estela de sus rivales -Asda, Sainsbury's y Morrisons- y de conocidos minoristas como Argos, Boots, Currys, Next, PC World y Marks & Spencer, que sólo admiten dinero en efectivo y tarjetas.

"Durante el último año hemos empezado a ver un creciente número de minoristas que han decidido no aceptar cheques. De manera que estamos comenzando a asistir, definitivamente, a la muerte del cheque en los comercios", dijo Jemma Smith, representante de la Asociación de servicios de Pago (APACS, en sus siglas en inglés);.

El declive del cheque se palpa en cifras: sólo el cuatro por ciento del gasto de los británicos en el sector minorista se efectúa mediante cheques, frente a más del 60 por ciento de ese consumo que se paga con "plástico", según los datos de APACS.

Si en 1990 se alcanzó el pico de once millones diarios de cheques empresariales y personales emitidos en el Reino Unido, ese número descendió hasta casi cinco millones en 2006.

Este fenómeno se debe, entre otras causas, al auge de la banca por Internet y las transacciones electrónicas, mientras las compañías argumentan que el cheque ha perdido popularidad.

"No existe un intento de los minoristas de 'asesinar" al cheque.

Son sus clientes quienes los han rechazado", adujo Krishan Rama, del Consorcio de Minoristas Británicos.

Sin embargo, los consumidores más longevos no ven con buenos ojos la decisión de las grandes cadenas comerciales, como ha denunciado la organización de la tercera edad "Help the Aged".

"La gente mayor es mucho más proclive a usar cheques", afirmó el director de la organización, David Sinclair, quien subrayó que esas personas frecuentemente tienen problemas para memorizar el PIN (número secreto de las tarjetas);.

"Cualquiera con un bajo nivel de demencia senil-insistió Sinclair- tiene dificultades con los PIN y hay 750.000 personas que padecen demencia senil en el Reino Unido".

Aunque algunos estudiosos sitúan la "cuna" de esa antigua orden de pago en Italia y en los Países Bajos, numerosos autores consideran que el cheque moderno es un documento de invención inglesa que empieza a desarrollarse cabalmente en el siglo XVIII.

No obstante, el origen se remonta a la Guerra Civil Inglesa (1642-1651);, cuando las cajas fuertes de los orfebres eran los lugares más seguros para depositar joyas, lingotes de oro y monedas.

El papel con instrucciones de los orfebres para pagar dinero a los diferentes clientes devino con el tiempo en el nacimiento del cheque.

El cheque más antiguo del Museo del Banco de Inglaterra data del 8 de diciembre de 1660, su valor asciende a 200 libras de la época y fue depositado en una cuenta de la entidad Clayton and Morris.

No será hasta el siglo XIX cuando ese documento de pago circule extensamente en Inglaterra.

De esa época data un cheque a nombre del escritor Charles Dickens (1812-1870); expedido por Angela Burdett-Coutts, maestra de los hijos del famoso novelista, que es una de las joyas de la magnífica colección de cheques que atesora el banco privado Coutts & Co.

Pero todo eso ya pasó a la historia, como pasará pronto el uso del propio cheque.