Controla tu ira antes de que sea tarde: este es el sentimiento que aumenta el riesgo de sufrir un infarto
La ira pone a prueba al corazón y a los vasos sanguíneos, según la ciencia
Descubre cómo gestionarla y controlar este sentimiento
Probablemente te hayan dicho alguna vez la típica frase: "Hay que tomarse las cosas con calma". Este consejo no es solo un cliché sin base; realmente tiene fundamento. Y es que, quizás no lo sepas, pero la ira es el sentimiento negativo que más aumenta el riesgo de sufrir un infarto o un ictus, según la ciencia.
A continuación, te contamos cómo la ira afecta al cuerpo y por qué es tan peligrosa para nuestro sistema cardiovascular.
El sentimiento que puede cambiar tu vida en un instante
Aunque puede ser una reacción natural y en ocasiones necesaria, cuando se experimenta de forma frecuente o intensa, tiene efectos perjudiciales en el cuerpo. Fisiológicamente, la ira provoca una serie de cambios:
- Aumento de la frecuencia cardíaca
- Elevación de la presión arterial
- Liberación de hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina.
Estos cambios preparan al cuerpo para la acción, pero también ponen a prueba al corazón y a los vasos sanguíneos. La presión arterial elevada y el estrés continuo pueden causar daños en las arterias, lo que aumenta el riesgo de obstrucciones que pueden llevar a un infarto o a un ictus.
Además, un estudio de la Universidad de Harvard mostró que las personas que informaron niveles más altos de ira tenían un riesgo hasta tres veces mayor de desarrollar enfermedades cardíacas prematuras.
Cómo controlar la ira
La Universidad de Harvard ofrece varios consejos prácticos para gestionar y controlar la ira. Aquí te detallo algunos de estos métodos:
- Reconocimiento temprano: detectar las señales tempranas de la ira como la tensión muscular, el aumento del ritmo cardíaco o la aceleración de la respiración puede ayudarte a tomar medidas antes de que la ira se intensifique.
- Técnicas de respiración: la respiración profunda es una técnica de relajación recomendada para calmar la mente y el cuerpo. Este tipo de respiración ayuda a reducir los niveles de estrés y a centrar tus pensamientos.
- Tomar un descanso: si sientes que tu ira está aumentando, sal de la situación que te la esté causando. Tómate un descanso para poder abordar la situación con una perspectiva más clara.
- Expresión constructiva: aprende a expresar tus sentimientos de manera asertiva y constructiva. En lugar de guardar resentimiento o explotar de manera destructiva, intenta comunicar tus emociones sin culpar a otros.
- Enfócate en lo bueno: la gratitud es un componente esencial para fomentar la positividad. Las personas deberían enfocarse más en todo aquello por lo que están agradecidas en lugar de centrarse en lo que les falta.
Aunque es una emoción natural, no debes permitir que domine tus respuestas a situaciones complicadas. Aplicar estos consejos puede ayudar a llevar una vida más tranquila y saludable.
La evidencia científica es clara al señalar a la ira como uno de los sentimientos negativos más peligrosos para la salud cardiovascular. Reconocer y abordar este estado emocional no solo es vital para la salud mental, sino también esencial para la prevención de enfermedades cardíacas.
Adoptar un enfoque proactivo para manejar la ira puede salvarte la vida.
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