Traduciendo idiomas, mejorando la logística, detectando fraudes, componiendo arte, realizando investigaciones... las máquinas están transformando nuestras vidas para mejor. La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido, en los últimos tiempos, en algo que está muy presente en la vida diaria de las personas y que, sobre todo, pasará a un primer plano en muy poco tiempo. Nuestro mundo sigue evolucionando y se vuelve más rico, pero esta presencia e importancia creciente plantea millones de dudas tanto en la ciudadanía como en las empresas.

La llegada de una nueva tecnología que, de momento, promete cambiar por completo los procesos productivos en industrias y corporaciones es algo que preocupa y mucho. De ahí que sean varios los expertos y empresarios que se han empezado a plantear diversas cuestiones en cuanto al ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa, como es el caso del científico Stephen Hawking.

Temas sociales, económicos, políticos, tecnológicos, legales, éticos y filosóficos son los que se ponen sobre la mesa a la hora de empezar a entender qué es lo que puede pasar con empresas y empleados ante el auge de la IA y la robótica. Cuestiones éticas que, a través de la responsabilidad social, las grandes corporaciones deben empezar a perfilar para estar preparados para lo que está por llegar.

"¿Qué ocurriría si los camiones autopropulsados prometidos por Elon Musk de Tesla son un hecho en la próxima década?", se preguntan desde el Foro Económico Mundial, la organización sin ánimo de lucro con sede en Ginebra, que ha elaborado un informe con nueve preguntas sobre el tema. Pese a que esta opción reduciría infinitamente el número de accidentes laborales, desde el Foro de Davos plantean el problema de qué será de los trabajadores, ya que esto provocará desempleo masivo. "Solo podemos esperar que esta oportunidad permita a las personas encontrar sentido en actividades no laborales", señalan.

La estructuración de la riqueza sería otro hándicap, ya que el trabajo, al ser realizado por un mayor número de robots, será recompensado a menos seres humanos, lo que provocará que todo el dinero que antes ganaban muchos vaya para unos pocos. "Ya estamos viendo una brecha de riqueza cada vez mayor, donde los fundadores de ´start-ups´ se llevan a casa una gran parte del excedente económico que crean. ¿Cómo estructuramos una economía justa post-laboral?", aseveran desde el Foro.

Manipulación y maldad

Estas dos dificultades son las principales que pueden llevar de cabeza, en un futuro próximo, a las empresas. Actualmente, uno de los mayores reclamos de los consumidores a la hora de elegir una marca son sus valores, por lo que las corporaciones tendrán qué pensar las formas con las que afectar lo menos posible al personal humano.

El poder de las máquinas al igual que el poder del ser humano sobre las mismas son otros dos puntos que se recogen en el informe detallado por el Foro de Davos. Ambos aspectos entrañan dificultades para las compañías, que también tendrán que lidiar con la posibilidad de que personas manipulen las máquinas para su beneficio propio o realicen con ellas actos de dudosa moralidad, o que los propios robots erren al ser programados por seres humanos. "Si confiamos en la IA para llevarnos a un nuevo mundo de trabajo, seguridad y eficiencia, debemos asegurarnos de que la máquina funcione según lo planeado", concretan.

La robótica puede utilizarse para un cambio en positivo siempre que los operarios que las crean luchen por el progreso social.

"Aunque la inteligencia artificial es capaz de una velocidad y capacidad de procesamiento que va mucho más allá de la de los humanos, no siempre se puede confiar en que sea justa y neutral", detallan.

Además, desde el Foro, traspasan los límites de la comprensión para meterse en supuestos que podrían incluso acabar con la vida como se conoce. "Imagine un sistema de inteligencia artificial que se le pide que erradique el cáncer en el mundo. Podría traer el fin del cáncer matando a todos en el planeta. La computadora habría logrado su objetivo de manera muy eficiente, pero no como quieren los humanos". Sin duda, todo un reto de responsabilidad social.