El cambio climático no afecta sólo al medio ambiente. Tienen un impacto negativo sobre la economía y la vida diaria de las personas. Los datos que maneja Naciones Unidas (ONU) son alarmantes. Si no se actúa con determinación, a finales de siglo el incremento de la temperatura mundial superará los 1,5 grados centígrados en comparación con el periodo comprendido entre 1850 y 1900, mientras que el nivel del mar se elevará de media entre 24 y 30 centímetros para 2065 y entre 40 y 63 para 2100. El objetivo del Acuerdo de París es mantener el calentamiento del planeta por debajo de los 2 grados centígrados. Para lograrlo se requieren políticas energéticas sostenibles que las grandes empresas ya están desarrollando.

Los compromisos de las compañías pasan por el desarrollo de estrategias de innovación, liderazgo y negocio que contribuyan de forma eficiente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y lograr implantar una economía baja en carbono como se recoge en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU.

Un papel crucial en la lucha contra el cambio climático lo juegan las empresas del sector eléctrico, conscientes desde hace tiempo de la necesidad y el desafío que supone mitigar las emisiones contaminantes. Red Eléctrica, por ejemplo, lleva a cabo desde 2015 un plan de acción que ha ido adaptando y que recoge varias líneas de acción para un modelo energético más sostenible. Iberdrola, por su parte, cuenta con un "modelo de negocio sostenible" que apuesta por "la innovación como elemento estratégico de la compañía y herramienta principal" para "garantizar la sostenibilidad, la eficiencia y la competitividad", indica la eléctrica. Iberdrola dispone de más de 14.000 MW de potencia eólica instalada y trabaja para introducir "al menos un 27% de renovables en el consumo final de energía". En la misma línea, Endesa ha implantado diversos proyectos de mejora de la eficiencia energética y reducción de emisiones en algunas de sus plantas, introduciendo el gas natural como combustible.

Otro aspecto de vital importancia es la llamada descarbonización de la economía basada en el principio de 'quien contamina paga'. "El sector eléctrico es la clave para lograr este objetivo", reconocen desde Iberdrola.

Banca y alimentación

Las empresas del sector agroalimentario también están llamadas a liderar la batalla por el clima. Nestlé admite que "la actividad humana y la ganadería constituyen un importante factor causante del cambio climático". Por eso garantiza que "se esfuerza cada día en reducir sus emisiones y mejorar la gestión de los recursos. "Prueba de ello es la disminución del 15% las emisiones (directas e indirectas) de gases de efecto invernadero por tonelada de producto acabado entre 2010 y 2016 en las fábricas españolas", afirma la multinacional de alimentación.

Las tecnológicas y el sector financiero deben igualmente contribuir de forma decisiva a reducir el impacto de la huella de carbono. Telefónica desarrolla una estrategia para potenciar la reducción de combustible, la transformación de su red y el uso de energías limpias. "En 2016 llevamos a cabo 130 iniciativas de eficiencia energética en nuestras redes y oficinas, con los que conseguimos ahorrar 211 GWh y 22 millones de euros en la cuenta anual de electricidad. De este modo, evitamos la emisión de más de 68.229 toneladas de CO2 equivalentes", sostiene la operadora, que cifra en un 43,6% el consumo eléctrico que ya procede de fuentes renovables.

Telefónica, como las anteriores empresas citadas, es una de las firmas españolas que figuran con más alta calificación en el informe de la organización sin ánimo de lucro Carbon Disclosure Project, que mide el compromiso con el medio ambiente de las grandes compañías. También aparecen en este listado con la nota más eleva Bankia y CaixaBank.

"Llevamos años implementando medidas encaminadas a favorecer la transición hacia una economía baja en carbono", sostiene la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri. Bankia cuenta en la actualidad con "condiciones especiales" para financiar productos sostenibles, como electrodomésticos de bajo consumo y coches híbridos o eléctricos.

CaixaBank ha implementado un plan ambiental trianual (2016-2018) con medidas para calcular, reducir y compensar la huella de carbono, y desarrollar iniciativas de consumo de energías renovables. Además, ha renovado su presencia en el Dow Jones Sustainability Index, un índice mundial que valora el comportamiento de las empresas bajo criterios sociales, medioambientales y de gobierno corporativo