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El debate sobre el giro en el discurso de Casado marca la semana del congreso provincial del PP

El desenlace de los comicios en el País Vasco y Galicia entra de lleno en la previa de un cónclave alicantino concebido desde Génova como parte de su asalto final a la cúpula regional

Casado y Mazón, en imagen de archivo.

Entra el congreso provincial del PP en su semana definitiva marcado, sin ninguna duda, por los efectos de unas elecciones en el País Vasco y Galicia que colocan a Pablo Casado en una encrucijada. Girar su discurso hacia el tono moderado que le ha concedido un notable éxito a Alberto Núñez Feijóo para alcanzar la proeza de sumar una cuarta mayoría absoluta en unas elecciones galleras o mantenerse en el perfil duro que se ha saldado con un inmenso fracaso político en los comicios vascos, con uno de los peores resultados de toda su historia a pesar de que el PP se presentaba a esa cita en una coalición con Ciudadanos que, al menos de momento, no tiene visos de volver a repetirse. Bajo ese síndrome se celebrará el próximo sábado en el Adda un congreso provincial del PP con Carlos Mazón como único candidato a la presidencia y en el que, en principio, está confirmada la asistencia de Pablo Casado para bendecir un proceso que forma parte de la estrategia de Génova para tomar al asalto la cúpula regional de los populares.

No sale Casado de estos comicios con deterioro político, pero tampoco con un éxito bajo el brazo. Otra cosa es que el fracaso vasco se extendiera, por ejemplo, a las elecciones catalanas, aún sin fecha, en las que el PP parte de unos resultados que le dejaron a las puertas de convertirse en extraparlamentario. Pero sí tiene un grave problema de discurso. En Galicia, el resultado de Feijóo es calcado en escaños a la mayoría que el líder gallego ha tenido en otras ocasiones. No hay efecto Casado ni tampoco PP. Los carteles electorales y toda la campaña gallega eran a imagen y semejanza de la figura de Feijóo. Sin añadidos. Esa estrategia con un discurso galleguista, territorial y moderado le ha permitido aglutinar a todo el votante de derechas para imponerse a toda la izquierda. Y en el País Vasco, la intervención de Casado para sustituir a un moderado como Alfonso Alonso para radicalizar el mensaje con Carlos Iturgaiz vía pacto con Ciudadanos se ha saldado con un gran fracaso y con un grupo parlamentario reducido casi a la mitad.

En Galicia, pese a la mayoría absoluta, Feijóo ha sacado el mismo resultado que el PP viene cosechando en esa autonomía elección tras elección y en el País Vasco ha retrocedido con claridad. Así que Casado ha sido incapaz de rentabilizar la mala gestión que los populares atribuyen al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la crisis del coronavirus. Y en esta semana del congreso del PP en Alicante, clave para el control del partido en la Comunidad tras el congreso de la semana pasada en la ciudad de València, todas las miradas apuntan al rumbo que toma el discurso de Casado, que afrontará en Alicante su primer gran acto tras esta cita.

O entierra definitivamente el «cayetanismo», como ya ha hecho durante los últimos días con la «desaparición» de su portavoz en el Congreso, para rebajar el tono hacia un relato más moderado, o, por contra, sigue optando por abrazar el ala dura a pesar del aviso de las elecciones vascas. Y en esta tesitura llegará Casado a Alicante para bendecir un liderazgo como el de Mazón que, claramente, encaja más con el perfil moderado de Galicia. En ese cruce de vías está enredado ahora el PP.

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