Ya conocemos que el primero de los tres retos que tendrá que afrontar Carlos Mazón en su carrera hacia la presidencia provincial del PP le requerirá un gran esfuerzo al nuevo equipo de trabajo que tomará las riendas del partido. De los cerca de 70.000 personas -algo más de 68.000 concretamente- que figuran actualmente en los listados de militantes populares en la provincia, menos de dos mil se habían apuntado este lunes para participar en el proceso, explicaron fuentes del PP. El plazo finaliza este martes al mediodía con lo que, aunque esa cifra pudiera crecer un poco con el arreón final, lo cierto es que el mandato de Mazón arrancará con una bajísima movilización de la militancia y con la evidencia, algo que hace tiempo que es público, de que los censos de afiliación están hinchados hasta el infinito para ganar peso en las contiendas regionales y nacionales con nombres que no toman parte, en realidad, de la vida orgánica del PP.
Durante años, los populares fueron sumando gente a sus listas de afiliados sin abonar ningún tipo de cuota. Llegó a contar con 75.000 «inscritos» durante la época de la batalla entre Joaquín Ripoll y Francisco Camps. En ese momento, cada comité ejecutivo suponía un enorme volumen de fichas de incremento para ganar músculo de cara a la guerra interna. En 2017, sin embargo y una vez pasada la etapa en la que el PP de la Comunidad Valenciana se enfrentó a la trama Gürtel vinculada a su financiación, se estableció un mayor control de manera que para participar en un proceso interno -congresos, asambleas, votaciones...- cada afiliado tenía que estar al corriente del pago de la cuota, actualmente fijada en 25 euros por año. Eso obliga a que en cada convocatoria, el partido tenga que validar cuantos de esos 70.000 afiliados regularizan su situación y pagan para poder disponer de todos los derechos.
Como admitieron fuentes populares, no existe ni siquiera una depuración de los datos de personas fallecidas. A pesar de la evidencia de que los censos están completamente hinchados y no responden a la realidad, esa cifra de casi 70.000 personas es la que mantiene al PP de Alicante como la organización territorial más potente de la Comunidad Valenciana y la segunda de España. Es la que permite llevar influyentes delegaciones a los congresos nacional y regional que, en la práctica, se verían muy reducidas en el caso de que los listados de afiliados se ajustaran a la realidd.
Desde el PP reconocieron que, en algún momento, la dirección tendrá que afrontar una depuración de los listados internos de afiliados. Pero, sin embargo, restaron importancia al poco interés de los militantes en un escenario que, además, es muy complicado por la epidemia. Señalaron que la participación es similar a otros procesos y apuntaron que el hecho de que el congreso tenga un único candidato a la presidencia reduce el interé . Hoy mismo se cerrará el plazo de presentación de aspirantes a encabezar el PP en Alicante y todo apunta que el comité organizador, presidido por Adrián Ballester, certificará que la presentación de una sola candidatura, la encabezada por Mazón, con más de tres mil firmas, muy por encima de las 75 exigidas.
Sea como fuere, la movilización va a ser mínima más allá de los poco más de mil compromisarios, en su mayoría cargos públicos, que acudirán al cónclave del próximo 18 de julio en el Adda. Después de la dimisión de José Císcar hace ahora un año y del periodo de interinidad con Eduardo Dolón -al que ayer respaldó Mazón con una visita a Torrevieja- lo cierto es que se esperaba una mayor movilización en este arranque del liderazgo de Mazón. Así que el presidente de la Diputación tiene ya un reto sobre la mesa: volver a generar ilusión a la tropa del PP.
La firma de Eva Ortiz también avala a la única lista del cónclave
Hace unos días, durante una visita a Alicante, Isabel Bonig aseguró que si su ficha de afiliada al PP estuviera en la provincia, ya habría avalado a Carlos Mazón como aspirante a la presidencia del partido. Ayer, el máximo responsable de la Diputación se hizo la foto con Eva Ortiz, número dos de Bonig en la formación. Fue en Orihuela, localidad de la secretaria regional del PP que, cosas de la política, es una de las dirigentes que durante mucho tiempo ha estado en el punto de mira del bando casadista.
