Cuando la situación se ha vuelto más favorable y la presión de la epidemia ha bajado, la dirección nacional del PP ha vuelto a la idea primitiva que tenía justo antes del coronavirus: convocar el congreso provincial para encumbrar a Carlos Mazón a la presidencia y unir de esa manera el mando institucional con el orgánico. Como adelantó este periódico en su edición del pasado jueves, la convocatoria era inminente y así se ha producido. A última hora de la tarde de ayer, el presidente del PP, Pablo Casado, convocó para el próximo lunes la reunión de la Junta Directiva -órgano que no se reunía nada menos que desde enero- para analizar la situación provocada por la crisis, ratificar la coalición electoral con Ciudadanos para las elecciones vascas del próximo 12 de julio y autorizar el cónclave alicantino en un paquete que, además, incluirá el congreso de la provincia de Valencia y también el de la capital del Turia.
De una tacada, Casado acelera el paso, intenta asegurarse el mando de organizaciones estratégicas en la Comunidad Valenciana y pone en una situación muy complicada a Isabel Bonig. El movimiento convierte a Mazón en el principal referente institucional y orgánico autonómico del PP, lo que le concede a su vez gran parte de la capacidad de decisión para renovar a su vez la cúpula regional. Pero eso ya vendrá. De momento, Casado ha citado a sus cargos -550 notables del PP- al mediodía del lunes a una reunión que, por vez primera, se celebrará por vía telemática. Uno de los puntos del orden del día incluye precisamente adaptar el reglamento para poder celebrar este tipo de reuniones online. Una fórmula que no estaba recogida en los estatutos del PP y que, de esta manera, se incluye para poder salva cualquier problema de tipo legal que se pueda producir. El congreso alicantino se tendrá que celebrar con una fórmula mixta.
Será mitad telemático, mitad presencial. Parte de los compromisarios votarán en directo y el resto a través de las nuevas tecnologías. Es una puesta en escena: el congreso está atado y bien atado para Mazón, que anunciará su candidatura oficialmente a lo largo de la próxima semana. Está cantada. Pero el presidente de la Diputación, hombre de partido, quiere guardar las formas y anunciar su decisión en un escenario neutro. Una vez que se convoque el congreso el próximo lunes, tendrá que pasar un mes para su celebración. Eso conduce el cónclave alicantino y también el de Valencia a una de las dos primeras semanas de julio. Se habla, incluso, de la jornada de reflexión de las elecciones gallegas y vascas. Eso sería el 11 de julio. Casado, en todo caso, está decidido a colocar a sus peones en la Comunidad Valenciana antes de lo que pueda ocurrir en esas dos citas. La convocatoria es un duro golpe para la dirección regional de Bonig, que siempre había defendido que los congresos se celebrarían cuando tocara y no se adelantarían.
Pero lo cierto es que, con esta decisión, Casado y Teodoro García Egea convierten a Carlos Mazón en el principal dirigente territorial del PP en la Comunidad. Y eso coloca a Alicante en línea para tirar del cambio orgánico dentro de la estructura popular autonómica teniendo en cuenta el peso limitado de Castellón y la debilidad de los populares en Valencia. La actual dirección provincial del PP lleva un año de interinidad desde la dimisión de José Císcar. Eduardo Dolón y Toni Pérez, alcaldes de Torrevieja y Benidorm, hacen tándem en la presidencia y la secretaría general aunque, en la práctica, el rumbo del partido lo lleva Mazón desde la Diputación.
