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CORONAVIRUS

Crisis del coronavirus: El reparto de ayudas para los municipios amansa el debate en la Diputación

Los grupos provinciales aparcan sus diferencias políticas y vuelven a aprobar por unanimidad un plan de subvenciones contra el virus

Carlos Mazón, en segundo término, siguiendo ayer el pleno telemático de la Diputación. información

De manera histórica, las diputaciones, incluida la de Alicante, suelen ser instituciones donde prima el consenso. El acuerdo no está garantizado pero, en comparación con otras administraciones, la unanimidad llega en muchas ocasiones, especialmente cuando se reparten recursos económicos. Cuando hay inversiones para municipios, ayudas para ayuntamientos de donde salen los diputados de cada grupo político, no hay motivos para salirse de la línea, cuando en la inmensa mayoría de las ocasiones son ayudas negociadas y pactadas previamente. Con una pandemia de por medio, con una necesidad imperiosa de cada consistorio por aumentar sus recursos para poder atajar los efectos de la covid-19, toda ayuda es bien recibida.

Desde este punto de vista, el pleno extraordinario celebrado ayer en la Diputación de Alicante, telemático como es habitual en las últimas semanas y en el que la palabra más veces pronunciada fue «gracias», se convirtió en el enésimo capítulo de aprobar ayudas por unanimidad. Quedaron aparcadas las diferencias y la tensión política que se había vuelto a reproducir en estos últimos tiempos para que se enmarcara otra vez un pleno de «guante blanco». Los dos grupos de la oposición, PSPV y Compromís, dieron el visto bueno a la propuesta del equipo de gobierno, formado por PP y Ciudadanos. Esta vez fue para conceder seis millones en ayudas para los autónomos y pymes, aprobados por unanimidad al igual, como ya ocurrió en plenos anteriores, que otros seis millones en ayudas sociales; aplazamiento de impuestos; 11,1 millones en préstamos al 0% de interés de la Caja de Crédito para inyectar tesorería; la compra de mascarillas y guantes para repartir en los municipios; o la dotación de medio millón de euros para ayudas al sector turístico.

Como se encargó ayer de subrayar el presidente de la Diputación, Carlos Mazón, «todas estas ayudas están saliendo por unanimidad y con el trabajo de los grupos políticos, a los que quiero agradecérselo porque ese es un clima muy positivo para toda la provincia». Clima de concordia que se encargaron de recalcar, uno a uno, todos los portavoces. Comenzando por el de Ciudadanos, Javier Gutiérrez, diputado de Infraestructuras y miembro del gobierno que, lejos de marcar distancias con el PP, como ocurre en el Congreso para acercarse a los escaños de los bancos socialistas, criticó a «otras administraciones que han excluido a mutualistas y autónomos estacionales», como ocurre con las subvenciones del Consell.

Una camaradería que llegó a la oposición con el socialista Toni Francés. Con un notable protagonismo en el impulso de estas ayudas, el alcalde de Alcoy pidió compartir ahora esos recursos «a través de todos los ayuntamientos, que son la mejor herramienta. Son los que mejor conocen la realidad de sus territorios». Hasta el combativo portavoz de Compromís, Gerard Fullana, después de varios plenos con una postura de perfil duro, ahora argumentó su voto positivo en base a que «así es más fácil. Esta vez se ha consensuado bien». « Quan toca, toca», concedió. Fullana no dejó ahí su «talante conciliador». De forma discreta anunció su próxima propuesta, un pacto institucional, denominado «1.267», la cifra en millones que le falta a los ciudadanos de la provincia de Alicante «para estar en igualdad de condiciones respecto a los habitantes de San Vicente de la Barquera, Mérida o Portugalete», lamentó Gerard Fullana. Una propuesta al aire para que la Diputación reclame financiación justa, algo que se abordará en próximos capítulos de esta parcial «entente cordiale».

Lección de filosofía

Buena prueba de que al menos ayer las espadas estaban a ras de tierra en la Diputación, es que el debate, si lo hubo, fue por el nivel de conocimientos filosóficos de cada portavoz. Comenzó la clase Gerard Fullana (Compromís), que desde una línea aristotélica, destacaba que hace unos días «se aprobaban ayudas más en potencia que empíricas». Sin embargo, Carlos Mazón (PP), explicó que él intenta «estar alejado de Aristóteles» y contestó al «reconducido» Fullana con una frase de Arquímedes: «Eureka». Y para acabar el debate, Toni Francés (PSPV), se desmarcó con que «ni Aristóteles ni Arquímedes. Santo Tomás y su ver para creer». Y ahí no acabó el santoral. En el día de Santa Rita, patrona de los funcionarios, Carlos Mazón, lanzó un abrazo virtual a todos los trabajadores de los ayuntamientos y de la Diputación. Por concordia que no quede.

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