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Los alcaldes ponen sus condiciones a la desescalada

Los primeros ediles matizan la propuesta del Consell de un desconfinamiento local y la vinculan a su propia situación. Diferencias entre municipios de costa o de interior y de grandes ciudades con pueblos pequeños. Los regidores del PP piden test masivos

Ximo Puig durante una videoconferencia.

El inicio de la nueva normalidad. Este concepto ha irrumpido con fuerza en nuestro vocabulario y no encaja con muchas de las actividades cotidianas anteriores a esta pesadilla denominada coronavirus. Todos nos preguntamos cómo será nuestra vida después de la cuarentena teniendo en cuenta que el virus sigue ahí, sigiloso.

El Gobierno ha situado en la segunda quincena de mayo el horizonte de la desescalada. Según los estudios, el turismo, la construcción, la hostelería y el comercio minorista serán los últimos en recuperarse. Además, el sector textil prevé que las ventas caigan un 70% después de casi mes y medio de confinamiento.

Pedro Sánchez, en una posición que respalda el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, huye de una estrategia monolítica y propone un proceso de deshibernación de forma escalonada y asimétrico para la reconstrucción del tejido productivo gradualmente.

Además, Puig ya ha abogado por una vía valenciana para la transición, al considerar que no todos los municipios deben salir igual de esta crisis. De hecho, este fin de semana mantendrá una nueva reunión con los alcaldes para sondear los posibles criterios a aplicar para el levantamiento de las restricciones del estado de alarma, algo que ya hizo esta semana en una cita con Rubén Alfaro, alcalde de Elda y presidentede la Federación Valenciana de Municipios y Provincias.

Para el Consell, hay que descentralizar el desconfinamiento y reclamar un sistema de apertura y cierre dinámico, en función de criterios sectoriales y demográficos. Nada tiene que ver el modelo turístico de Benidorm con el industrial de interior de Alcoy. Ni la densidad poblacional de Alicante con 335.000 habitantes con la de Alcosser de Planes con 230 censados. Una provincia con 141 realidades.

Antes de que se apliquen las velocidades de desconfinamiento, los alcaldes alicantinos quieren tener voz en ese proceso de apertura asimétrico para alcanzar la nueva normalidad social y económica. Pero, además, no hay coincidencia ni unanimidad sobre esa desescalada por municipios. Cada uno atiende a su posición y a sus peculiaridades. Y, sobre todo, cada uno pone sus propias condiciones.

El citado Rubén Alfaro defiende que hay que tener en cuenta que los factores no son sólo geográficos. Muchos sectores, dice, han avanzado a toda velocidad en la digitalización y en la implantación del teletrabajo. «Pero hay municipios industriales como Elda en los que los trabajadores se mueven a sus fábricas y los niños deben quedarse con los abuelos, cosa que no es buena», apunta. Por eso considera fundamental que los ayuntamientos mantengan una colaboración constante con la Generalitat.

Para Carlos González, alcalde de Elche, son los municipios los que deben opinar sobre el grado de apertura y las actividades económicas, sociales o deportivas, tomando en consideración tanto la prevalencia de la epidemia como cada estructura económica.

En opinión de Toni Francés, alcalde de Alcoy, los retos son diferentes y, en su caso, considera que, pese al brote focalizado en el centro de mayores, la situación en la ciudad se está reconduciendo. «Alcoy está preparada para iniciar una desescalada con todas las medidas de prevención necesarias», dijo. En esta nueva fase «se debe tener en cuenta la estructura económica de cada municipio y su situación sanitaria para poder reconducir la situación».

Desde Xàbia, José Chulvi asegura que «ya tenemos experiencia sobre el control de aforo en las playas y ahora la aplicaremos a la cuestión sanitaria, atendiendo las recomendaciones». Para Chulvi, su fortaleza como destino turístico de segunda residencia y el bajo índice de contagiados facilitará la vuelta a la normalidad.

Por su parte, los alcaldes del PP son más prudentes sobre los detalles del desconfinamiento y recalcan la importancia de hacer test masivos para identificar a los contagiados. El alcalde de Alicante, Luis Barcala, ya ha comenzado las reuniones con el Comité de Seguridad y Salud con el objetivo de coordinar el plan de contingencia de la desescalada y las medidas preventivas que se van a seguir. Barcala exige al Gobierno que permita utilizar la «hucha» municipal de los remanentes para poder utilizarlos en atender las necesidades de los vecinos y en implementar planes para ayudar a las personas desempleadas, a los autónomos y empresarios en la nueva fase que comenzará el 10 de mayo.

Trato especial al turismo

Desde Benidorm, el alcalde Toni Pérez reconoce su preocupación por el turismo por lo que es tajante a la hora de exigir un tratamiento especial para el sector porque «es la locomotora que nos sacó de la última crisis». Defiende que las condiciones de los ERTEs deben extenderse, algo ya aprobado por el Gobierno, y que son necesarios los test masivos para esa desescalada. Manifiesta que el Gobierno debe valorar la apertura de movilidad y garantizar destintos turísticos seguros desde el punto de vista sanitario. «Estamos trabajando en el día después pero queremos que llegue con todos las garantías y eso solo se consigue con vacunas, tratamientos y, en estos momentos, con test para toda la población con el fin de poder aislar a las personas portadores. Para el desconfinamiento los test deben ser el salvoconducto», apunta.

También el alcalde de Busot, Alejandro Morant, del PP, cree que lo primero debe ser hacer análisis masivos «para tomar decisiones». En cuanto a una desescalada por municipios, el alcalde considera que «si nos aplican a todos las mismas medidas de desconfinamiento volveremos a tener picos de infección y fallecimientos muy altos», por lo que defiende que «hay que ir abriendo la mano empezando por los municipios que no tienen casos».

Los alcaldes consultados de Compromís no tienen duda de que la casuística de cada población debe tenerse en cuenta. Josep Sempere, primer edil de Banyeres, localidad que durante estos días sus fiestas de Moros y Cristianos, hace hincapié en que se debe valorar las condiciones de cada población. «No es lo mismo una gran ciudad a la vida en un pueblo, nosotros tenemos a cien metros el parque de la Sierra de Mariola y eso se deberían estudiar». En esta situación tan dramática, Sempere valora positivamente las ayudas que desde la conselleria de Economía Sostenible se han adoptado para ayudar a los autónomos, empresas y comercios.

Por último, Alcosser de Planes es una pequeña población de la montaña alicantina con 230 censados que no ha registrado ni un solo contagio. Su alcaldesa, Lucía Capablanca, cree que la normativa se está aplicando solo a las grandes ciudades y que «hay que estudiar la manera para que la gente pueda salir a dar paseos de manera segura bajo las recomendaciones de los expertos».

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