n Después de una larga carrera en la primera línea política, ocupando cargos tan relevantes como el mando de las Cortes o la vicepresidencia del Consell, el coronavirus acabó ayer con la vida de Juan Cotino Ferrer. Nacido en 1950 en la localidad valenciana de Xirivella, falleció a los 70 años en el Hospital de Manises, donde estuvo ingresado cerca de un mes. Las tres últimas semanas en la UCI, a medida que el virus agravaba su estado de salud. Tras más de dos décadas ocupando diversos altos cargo en la administración del Estado y autonómica, Cotino se desligó de la política en 2014, envuelto en la polémica en su última etapa debido al accidente del metro de València de 2006 además de por su implicación en Gürtel y ahora en la trama Erial, que afecta a Eduardo Zaplana. Precisamente, su última comparecencia pública fue en el juico de la pieza separada de Gürtel de la visita del papa a València. Cotino estuvo en Madrid entre el 8 al 12 de marzo, que declaró como acusado ante el juez. Se marcha uno de los políticos con mayor capacidad de influencia de la derecha valenciana. Poco después de conocer su fallecimiento, se produjeron las condolencias por parte del PP de la Comunidad Valenciana. Hubo silencio, sin embargo, desde Génova y también por parte de los grupos de izquierda.

Principal referente del sector cristiano del PP, amigo de Rita Barberá y mentor en su día de Francisco Camps, Juan Cotino no dudó en llevar un crucifijo a su toma de posesión como presidente de las Cortes. Llegó a la política con UCD, si bien fue gracias al PP y al acceso de Rita Barberá a la alcaldía de València cuando ostentó su primer cargo público: teniente de alcalde y responsable de Servicios Sociales y Seguridad Ciudadana. El salto a la política estatal lo dio en 1996, de la mano del entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, quien le nombró director general de la Policía, cargo en el que estuvo seis años antes de regresar luego a la Comunidad Valenciana como delegado del Gobierno. Entre 2004 y 2011, Cotino fue conseller de Agricultura y luego el propio Francisco Camps lo ascendió a vicepresidente tercero, con las competencias de Bienestar Social y más tarde, de Agua, Medio Ambiente y Vivienda.

Tras las elecciones autonómicas de 2011 fue nombrado presidente de las Cortes, cargo del que dimitió en 2014 para desvincularse de la primera línea. Cotino nunca ocupó cargo orgánico de relieve en el PP. Tampoco lo necesitó ya que su influencia y su cercanía sobre quienes lideraban la organización era casi total. Ejerció gran poder sobre Nuevas Generaciones y sobre la Fundación Juan Luis Vives. Eran famosos sus encuentros políticos en Xàbia con cargos vinculados al sector cristiano del PP. En la etapa de las Cortes se hicieron famosos sus rifirrafes dialécticos con la entonces diputada de Compromís, Mónica Oltra, uno de sus azotes políticos por la vinculación de la familia Cotino con el negocio de las residencias de ancianos en época del PP. Miembro del Opus Dei, campechano, de trato cercano e incluso a veces socarrón, Cotino pasará a la historia en el PP por ser el máximo representante del ala cristiana, pero también por una carrera política no ajena a los escándalos de corrupción y que ahora, con su muerte, deja encallados en los juzgados.