Si alguna consecuencia positiva puede tener la crisis generada por la epidemia del coronavirus es que ha agudizado el ingenio de mucha gente. La necesidad hace virtud y el confinamiento agita las neuronas ciudadanas, tanto de personas anónimas que inventan todo tipo campañas estimulantes desde los balcones, como de personajes públicos que no han perdido la oportunidad de seguir en contacto con sus vecinos y simpatizantes, aunque sea de manera telemática. Con la distancia que conceden las redes sociales, son los políticos, muy acostumbrados a utilizar este sistema de «contacto» con la ciudadanía, los que están estrujándose más el cerebro para poder aportar. Políticos que quieren ser útiles, colaborativos y proactivos para ayudar a superar una situación de alarma que nos tiene encerrados en casa con muy pocas ventanas al exterior.
Tras un repaso por el universo de las redes sociales, se descubre como durantes estos días hay políticos confinados... para todos los gustos. Los hay que directamente se ponen al servicio de los ciudadanos, como el diputado del PP en el Congreso, Agustín Almodóbar. El parlamentario de Benidorm ha fijado en sus perfiles una carta donde aseguraba estar a «vuestra completa disposición». Ofrece un número de teléfono, su correo electrónico y sus redes sociales para que le hagan llegar todo tipo de peticiones o «simplemente hablar». En esta misma línea pero con un toque más cercano al Teléfono de la Esperanza , el diputado de Vox, Manuel Mestre se pone al servicio de «aquellos que necesitan un rato de escucha, de desahogo», ya sean de su partido o de otra fuerza política. El mensaje incluye teléfono, horario y, por supuesto, un «¡Fuerza, España!».
Habituado a contar su vida cotididana por Facebook, el alcalde de Sant Joan, el socialista Jaime Albero, propone un sistema para evitar «colas sin sentido en los supermercados». La solución es hacer un menú semanal con las cosas que ya se tienen en casa, aunque eso no impida salir a por comida y arena para la gata. Al más puro estilo de un «coach» personal, el alcalde de Benidorm, Toni Pérez (PP), estimula cada día a su vecinos con frases motivacionales para querer aún más a su ciudad, al tiempo que impulsa una red de ayuda colectiva de voluntarios para atender a las personas que lo necesiten durante la crisis del coronavirus. Con ese mismo afán de servicio se ofrece cada día el director general del Instituto Valenciano de Finanzas, Manuel Illueca. Desde su cuenta de Twitter promociona líneas de ayudas del IVF, da consejos para autónomos o pymes y aclara conceptos extraños bursátiles o financieros que estos días se escuchan a diario.
Sin salir del ámbito económico, Óscar Lillo, portavoz del PP en San Vicente del Raspeig,durante años agente de Empleo y Desarrollo Local, está asesorando a vecinos en cuestiones laborales. Ha dejado su teléfono para que le manden mensajes y poder ayudar a quien lo necesite con algún tipo de trámite. Lillo no deja de recibir consultas. Con un acento más cultural, circula por los perfiles sociales del diputado autonómico de Ciudadanos, Fernando Llopis, una sugerencia apoyando una iniciativa del Club Ajedrez de Alicante para adentrarse en ese juego como ejercicio de «disciplina y estrategia contra el coronavirus». Llopis también ha dejado como gratuito uno de sus libros digitales por si a alguien le apetece leer en estos días de cuarentena.
Si las preferencias de ocio son más musicales, una alternativa es la del diputado ilicitano en el Congreso del PSPV, Alejandro Soler. Además de rebotar todas las comparecencias de los gobiernos central y autonómico, compartió un vídeo de Los Secretos, interpretando una canción a distancia, agradeciendo a «todos los que colaboran y animan en este momento». También está descubriendo nuevas sensaciones musicales el exconseller Manuel Alcaraz, de Compromís, que ahora prepara sus artículos y toda su actividad acompañado en casa por su hijo, estudiante de música. «Lo nuevo cotidiano: oboe a las 10 de la mañana», describe Alcaraz. Tras las nubes del confinamiento se ha despejado un nuevo horizonte, un balcón por el que los políticos se asoman al exterior a través de las redes sociales con infinidad de vídeos grabados en cualquier rincón de la casa. Auténticas jornadas de «puertas abiertas» de la política en días de encierro.
