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Cada uno en su sitio | Opinión de Pere Rostoll

El president de la Generalitat, Ximo Puig, comparece ante los medios de comunicación. Manuel Bruque

Sin darnos cuenta, nos hemos metido con esta pandemia del coronavirus en una de esas citas históricas que miden la capacidad de un gobierno, la altura institucional de los dirigentes políticos y, sobre todo, la solidez de una sociedad. Uno de esos momentos que, cuando se salga del túnel, proyectará una luz nítida y cristalina sobre un estado de excepción. Encumbrará a aquellos que hayan entendido la gravedad de lo que está ocurriendo sólo desde una visión de estado. Pero también «señalará» a aquellos que se dediquen a la demagogia partidista, al chalaneo ideológico y las bajas pasiones. Sin margen para medias tintas: pondrá a cada uno en su sitio. Y, de momento, los episodios de los últimos días sobre esta emergencia sanitaria global ya empiezan a aportar algunas evidencias. Primero. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, es el único líder político de toda España que, hasta ahora, ha comparecido ante su parlamento para dar transparencia a la gestión de la crisis. Antes incluso que Pedro Sánchez o que la madrileña Isabel Díaz Ayuso. Segundo. Las complicadas decisiones de los últimos días -desde el aplazamiento de fiestas populares o la anulación sin fecha de la actividad educativa- han terminado por cohesionar a un Consell que se mueve, en este primer año del Botànic II, a golpe de catástrofe. Y, además, le han reforzado con un punto de madurez que sin duda ilustra la capacidad de tomar decisiones como fuerzas de gobierno sin caer en el electoralismo. No es sencillo adoptar resoluciones tan drásticas con cohesión. La imagen del martes con Puig anunciando una histórica suspensión de grandes eventos festivos respaldado por todo su gobierno con Mónica Oltra, líder de Compromís, y Rubén Martínez Dalmau, de Podemos, a su lado, será un icono de esta legislatura. Tercero. Clarifica la oposición. Isabel Bonig, número uno regional del PP, protagonizó ayer, en el momento justo, su mejor intervención en las Cortes. Con una lealtad institucional hacia la Generalitat que, al margen de astracanadas de Pablo Casado, ratifica al PP como el gran partido de la derecha valenciana y la única alternativa viable al Consell. Un debate que, a la vez, dejó claro que Toni Cantó, como jefe de Ciudadanos, es un figurante de cuarta con un discurso impropio de un momento histórico. No se puede hacer oposición con la desgracia. Y cuarto. La sociedad valenciana transmite gran madurez ante decisiones excepcionales. Imprescindible ante una crisis que condicionará los planes políticos y económicos de todo este mandato.

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