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Un encaje de Alicante en el plan de Inés Arrimadas y Toni Cantó para Cs

A una semana de la asamblea de refundación de Ciudadanos, la falta de reconocimiento del peso electoral, político e institucional de la organización alicantina se ha convertido en un problema que tiene que afrontar la nueva dirección

Toni Cantó

La cara de desolación que mostraban en su sede los afiliados de Ciudadanos la noche electoral del pasado 10 de noviembre tan solo se modificaba con una leve mueca de optimismo si se comparaba su pobre resultado, un 8,1% de los votos emitidos en Alicante, con la media obtenida por el partido en toda España, que se quedaba en un más bajo aún 6,8%, que le hacía pasar de 57 a 10 diputados. Cs perdía en la provincia uno de sus dos parlamentarios y casi 11 puntos de porcentaje de voto. Horas después también «perdía» a Albert Rivera, que se retiraba de la política dejando a la formación naranja en shock. Un escenario que abrió la puerta a una asamblea extraordinaria de Ciudadanos, a celebrar en una semana. El impacto fue brutal pero, al mismo tiempo, en esa renovación «bastiones» como Alicante deberían jugar un papel importante.

Eso era lo previsible. Y también que la voz en la provincia y, posiblemente, en la Comunidad de la más que esperada próxima líder del partido, la catalana Inés Arrimadas, fuera la diputada alicantina Marta Martín, la más veterana del reducido grupo parlamentario. Cuando acabe el recuento de votos emitidos este fin de semana por todos la afiliados de Cs, que ayer votaron de forma telemática y este domingo lo hacen de forma presencial, todo apunta a que Arrimadas superará al vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, para suceder a Rivera. Pero, contra todo pronóstico, esa relación tan fluida que mantenían durante años Arrimadas y Martín no se ha traducido en que la alicantina se integre en el nuevo comité ejecutivo. Ni ella ni ningún alicantino frente a tres destacados representantes de Ciudadanos en València que sí han contado con el visto bueno de Arrimadas.

Este hecho ha trastocado por completo los planes del partido en la provincia, en un momento donde también está en el alero el control autonómicó. Con el síndic en las Cortes, Toni Cantó en la ejecutiva de Arrimadas, respaldado por su diputada afín María Muñoz y por el portavoz naranja en el Ayuntamiento de València, Fernando Giner, Cantó tiene todas las papeletas para convertirse en el nuevo coordinador territorial, un cargo de nueva creación, que si no lo cambian los estatutos se elegirá a «dedo» por Madrid. Aparentemente, el camino se lo allanó el senador Emilio Argüeso, hasta dentro de unos días secretario autonómico de organización, que anunció su dimisión para ponerse a «disposición del partido».

Argüeso no ha bajado aún sus brazos y, de hecho, es de la opinión que Cs ha demostrado desde su implantación en nuestra provincia que «somos decisivos para el partido y eso se ha de tener en cuenta para las futuras decisiones». Decisivos por aportar 7 diputados autonómicos de 18, una de las dos parlamentarias en el Congreso, el único senador territorial, y, lo que es más importante, la única cuota de poder que Cs atesora en la Comunidad. Los pactos en el Ayuntamiento de Alicante y, sobre todo, en la Diputación, están dando una visibilidad a los naranjas que tampoco ha servido, hasta ahora, para conseguir un mayor rédito en la futura cúpula nacional de Cs. Los 861 militantes alicantinos con derecho a voto ya demostraron hace unos días que están con Marta Martín. Su victoria en la elección de compromisarios fue un toque de atención a Inés Arrimadas, que horas antes la había excluido del equipo de los elegidos. Y también, desde luego, para Toni Cantó.

Alicante sigue apoyando a la dirigente catalana. Por ahí no viene la preocupación. Que nadie piense que una horda de «rebeldes alicantinos» va a pasarse al bando de Igea, cuyo único representante en la Comunidad, el valenciano Fernando Mulas, atrajo esta semana a escasas 10 personas en el acto de campaña realizado en Alicante, un café tertulia donde el asistente más conocido fue Eduardo García-Ontiveros, el exportavoz de Cs en el Ayuntamiento de Elche, expulsado hace unas semanas del partido. La resistencia alicantina de Ciudadanos no reside tanto en mirar hacia Madrid. Visto lo visto, a la militancia de la provincia no le preocupa tanto que este fin de semana tenga que elegir a su máximo responsable nacional. Algunos afiliados consultados no sabían ni siquiera que esa decisión la debía adoptar estos días, después de asistir a un sistema de elecciones internas bastante complicado. Y mucho menos quieren entrar en los derroteros que está siguiendo el partido al cerrar un pacto electoral con el PP -primero en el País Vasco y, posiblemente, dentro de un tiempo en Cataluña-, que tiene la mirada puesta en una refundación de la derecha en toda España que los populares quieren capitalizar.

Este panorama tampoco agrada al sector más centrista y moderado de la formación, que tiene en una parte de la balanza de agravios el abandono por parte de Arrimadas, y en otra, saber si van a asumir el posible liderazgo autonómico de Toni Cantó. Pero tendrá que contar con la cuota de la provincia. El síndic parlamentario sabe que buena parte de la recuperación del partido pasa por Alicante, donde todavía no ha encontrado la horma de su zapato.

Guiño socialista a los naranjas en Valencia pero mirando a la provincia

Guiño socialista a los naranjas en Valencia pero mirando a la provinciaEn medio de esta lucha por hacerse con el mando del partido, Toni Cantó ya se ha mostrado partidario en un par de ocasiones de que Ciudadanos entre en un Gobierno de coalición en el Ayuntamiento de Torrent, donde la Alcaldía es del socialista Jesús Ros. El síndic de Cs aprovechó la última sesión de control al presidente Ximo Puig para presumir de las negociaciones que está manteniendo su partido con el PSPV en esta localidad valenciana para formar un gobierno de coalición, con lo que trató de afear a los socialistas la actitud que mantienen con ellos en el parlamento valenciano. El objetivo de ese pacto local es aprobar los presupuestos de la localidad, prorrogados desde 2015 y, después, entrar en el equipo de gobierno. Para los socialistas, sin embargo, es un guiño a los naranjas de cara a buscar mociones de censura en el Ayuntamiento de Alicante y la Diputación que por ahora, sin embargo, no parecen demasiado factibles.

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