Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las Cortes Valencianas se «contagian» del coronavirus

La sesión parlamentaria discurre monopolizada por el impacto del virus y con el PP rompiendo el consenso político con la acción del Consell

La síndica del PP, Isabel Bonig, se dirige desde la tribuna al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ayer en las Cortes. manuel bruque/efe

Salvo las condolencias iniciales a los familiares de los fallecidos por el coronavirus en la Comunidad y en el País Vasco, la tensión se mantuvo en la segunda jornada del primer pleno de las Cortes de marzo. Ni siquiera en el último punto del orden del día donde la ultraderecha pretendía derogar la ley de memoria democrática y el PP, que en este tema se apartó de Vox, propuso la idea de crear una ley de concordia en pos de reeditar «otros 40 años de convivencia democrática en torno al Estatuto y la Constitución». Supuesta concordia que se quedó en la terminología ya que las Cortes Valencianas, a día de hoy, no están para mucha fraternidad. Ni de lejos. Un virus que, hasta ahora, que se sepa no es el del coronavirus, se ha adueñado del hemiciclo y ha afectado a todos los parlamentarios. Pleno tras pleno, no hay antídoto que frene la bronca y aplaque los microbios de la vehemencia y la acritud que salen a relucir cada vez que se abre la sesión.

Con el coronavirus de fondo, y ante las palabras de la lideresa del PP, Isabel Bonig que acusó al presidente de la Generalitat, Ximo Puig de «mentir» a los portavoces parlamentarios en la reunión que mantuvo con ellos hace unos días, el jefe del Consell reprochó a la presidenta regional de los populares su falta de sentido de Estado, concepto que Puig dudó que haya adquirido Bonig «en algún momento de la historia». Es más, el presidente de la Generalitat le espetó a la máxima responsable del PP de la Comunidad Valenciana que su superior nacional, Pablo Casado sí que se ha puesto al lado del Gobierno y le ha dado su apoyo para frenar esta crisis sanitaria.

Isabel Bonig empezó preguntando por la gestión de riesgos y acabó hablando del requisito lingüístico en la administración o de las subvenciones vinculadas a los hermanos del jefe del Consell. Todo en el mismo pack. Pero ayer, el virus que inoculó las Cortes eliminó todo atisbo de «serenidad y confianza en el sistema de salud» y se encargó de propagar la bronca parlamentaria a pesar del intento de Puig de defender la sanidad pública valenciana y «los excelentes profesionales sanitarios» que prestan su trabajo a diario.

Del baloncesto a los toros

En el turno de réplicas no se frenó el contagio. Más bien, todo lo contrario. El portavoz de Sanidad del PP, el alicantino José Juan Zaplana rompió una lanza en favor del sistema sanitario valenciano «construido durante 20 años por el PP», lanza que después arrojó al Gobierno al preguntar por qué se juegan competiciones deportivas a puerta cerrada y se mantienen otros eventos como los toros o las mascletàs. Para Zaplana, «eso es infundir el virus del miedo». La respuesta la dio la consellera de Sanidad, Ana Barceló, que criticó la «irresponsabilidad» de un portavoz que ahora mismo tenía que estar «al lado del gobierno».

Con este rifirrafe sobre quién falta a la verdad, el coronavirus pasó por las Cortes Valencianas en un pleno donde se reivindicó, antes del 8 de Marzo, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, con una sociedad que, como señaló Puig, «no será decente» mientras haya asesinatos por violencia de género. El mismo día que se aprobaron comisiones de estudio para impulsar políticas frente al acoso escolar y para establecer medidas de prevención de riesgo ante los fuertes temporales. El mismo día que la Generalitat confirmó que solo apoyará acuerdo en el caso de la visita del Papa si se admite la culpabilidad y devuelven el dinero. Y el mismo día que los diputados de la bancada socialista lucieron una camiseta con el dibujo de la feminista valenciana Carmen Alborch.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats