Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La papeleta

Pere Rostoll

Opinión de Pere Rostoll: La confesión del PP en la Diputación

Lleva dos semanas el PP obligado a lidiar con un episodio que viene coleando todavía de la envenenada herencia de César Sánchez en la Diputación. Un episodio que, a su vez, es el que por ahora más tensión ha generado dentro del equipo de gobierno que desde el verano pasado encabeza Carlos Mazón. Resumen telegráfico. Durante el mandato anterior, el grupo popular en el Palacio Provincial ingresó cerca de medio millón de euros limpios de polvo y paja directamente en las arcas del Partido Popular. Hasta aquí, nadie ha puesto encima de la mesa ni una sola factura para justificar el destino de ese dinero público. Por ahora sólo hemos escuchado excusas peregrinas, despejes a saque de esquina, réplicas poco ingeniosas... Pero ni un papel. A la vez, la gerente provincial del PP, Yolanda Murcia, ratificó en varios documentos con membrete y cuño oficial lo que todos ya sabíamos. Que una parte del dinero, la mitad de ese casi medio millón de euros, se gastó directamente en financiar al PP. Sin embudos. Una versión que se contradice por completo con la de Eduardo Dolón, entonces vicepresidente y también una de las personas de confianza de Carlos Mazón en la Diputación como diputado de Hacienda. El ahora alcalde de Torrevieja y, cabe recordarlo también, actual presidente provincial del PP rubricó que la otra mitad de todo ese dinero se había gastado en actividades conjuntas con el partido. Ese es el callejón sin salida en el que en estos momentos el PP está encerrado.

Lo dicho. A estas alturas, no hay ni un sólo albarán que detalle a dónde fue a parar todo ese volumen de fondos públicos. Ni siquiera un mensaje convincente al que aferrarse. Nada de nada. Para entender la situación, hay que enmarcar el momento en el que se produce ese desvío de dinero desde la Diputación a las cuentas del PP. Justo cuando en 2015 los populares habían perdido la mayoría del poder institucional en la Comunidad Valenciana y tuvieron que hacer frente a un escenario económico de graves dificultades para mantener la estructura de su organización. Es verdad que la ley permite traspasar dinero de los grupos institucionales a las cuentas de los partidos pero siempre que se justifique y que se utilice para una acción conjunta que tenga que ver, por tanto, con la actividad de la Diputación como institución ligada al municipalismo. Y, en este caso, atendiendo a las certificaciones de la gerente del PP, al menos una parte de todo ese dinero público se gastó en financiar directamente al partido y, además, sin una contabilidad con recibos que justifiquen cada uno de los gastos.

La cúpula del PP se acoge a que, inicialmente, el juzgado les ha dado la razón frente a la petición del diputado de Compromís, Gerard Fullana, para que detallaran el destino de todas esas cantidades. Pero ahora se enfrentan a una demanda en toda regla del combativo concejal de Xaló, capaz de pactar el presupuesto con Mazón para sacarle inversiones por quince millones y a la vez de volver a condicionar, tras una etapa en la que el socialista Toni Francés pareció cogerle ventaja, el mando de la oposición. Fullana sabe que ha tocado en hueso -los gabinetes de crisis de esta semana en el PP y la fractura en Ciudadanos son la evidencia- y no va a soltar a su presa. Va a seguir castigando sin piedad en el ring del Palacio Provincial el hígado del sonado boxeador popular durante otro asalto.

Una cosa es lo que decidan los tribunales. Pero otra completamente diferente es el juego político. Y es un relato chusco para el PP. Muy feo. Una bomba de relojería. Y una patata caliente para Ciudadanos, socio de gobierno de los populares. Partido adalid de la regeneración democrática y de echar el cierre a la Diputación, ahora se encuentra entre la espada y la pared. Mientras Toni Cantó, jefe autonómico y el hombre de Inés Arrimadas en la Comunidad, considera que esas transferencias de dinero son «corrupción», los diputados provinciales se ponen de perfil para no desestabilizar el pacto provincial. En el mandato en el que se produjeron esas transferencias, Ciudadanos acabó sin el diputado que logró en las urnas, el tránsfuga Fernando Sepulcre, precisamente, por el descontrol con el dinero del grupo. Ahora, sin embargo, salvo por Cantó vía Tweeter, todo son paños calientes. Y el PP tiene muy poco margen. Mínimo. Sólo le queda una salida: rendirse, confesar y que Eduardo Dolón asuma su responsabilidad política. Su gerente ya ha certificado que el dinero le sirvió al PP para financiarse. Y no justificará nunca el gasto porque no puede: no hay ni una factura. No hay más preguntas, señoría. O quizá sí: enseñen, como mínimo, los extractos con las cuentas en las que se ingresó y los movimientos. Por transparencia.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats