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El poder valenciano en Madrid se tiñe de morado y se feminiza

Un ministro socialista más con raíces valencianas pero ni un secretario de Estado. Iglesias y Montero «fichan» a tres podemitas de confianza

Rita Bosaho, Héctor Illueca y María Teresa Pérez

La gran novedad del poder valenciano en Madrid en 2020 es la presencia de podemitas en los ministerios. Pablo Iglesias e Irene Montero han echado mano de algunos leales de la Comunidad para el segundo y tercer escalón del Ejecutivo de coalición entre los socialistas y Unidas Podemos. Héctor Illueca, hombre de confianza del vicepresidente del Gobierno y cabeza de lista por València en las últimas elecciones generales, ha pasado a ser el máximo responsable de la Inspección de Trabajo, su actividad profesional al margen de la carrera política. La ministra de Trabajo también ha elegido como jefa de gabinete a una valenciana, Amparo Ballester. La periodista alicantina María Teresa Pérez ha sido elegida asimismo por Iglesias para dirigir el Instituto de la Juventud. Mientras, Montero se ha llevado a Igualdad a Rita Bosaho como directora general de Diversidad Racial.

La segunda novedad es que el poder valenciano gana un ministro, José Manuel Rodríguez Uribes, nuevo titular de Cultura, aunque, como Pedro Duque y Luis Planas, es de identidad compartida. De origen valenciano y electo por una circunscripción valenciana solo está José Luis Ábalos, el gran peso político en Madrid, dado que es también secretario de Organización del PSOE y próximo al presidente, Pedro Sánchez. Los cuatro ministros con cierta denominación de origen valenciana (Duque fue cabeza de lista por Alicante y vive en Xàbia, el pueblo de su mujer; Planas nació en la capital de Turia pero es socialista andaluz, y Rodríguez Uribes es de Mislata pero era diputado en la Asamblea de Madrid) son todos del PSOE.

La tercera novedad es una mayor presencia de cargos femeninos. En el primer y segundo escalón del primer Gobierno de Sánchez había cuatro mujeres (Ana Botella, Helena Beunza, Patricia Lacruz y Azucena Martí). En el actual, de coalición, hay seis. Las dos primeras citadas han caído del organigrama. Las dos restantes, que llegaron al Ministerio de Sanidad con Carmen Montón, se mantienen (al menos de momento), aunque el titular de la cartera ha cambiado: Mª Luisa Carcedo ha dejado paso a Salvador Illa.

Además de Bosaho y Pérez, en la nueva estructura se han incorporado otras dos mujeres, esta vez de la mano del PSOE. Elena Cebrián es el rostro más conocido en el segundo escalón, ya que fue consellera de Medio Ambiente en el primer Consell del Botànic. La vicepresidenta para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha recuperado a la alta funcionaria como secretaria general para el Reto Demográfico y la Despoblación. Asimismo, Rodríguez Uribes ha sumado a su equipo como directora general del Libro a la que era ejecutiva de la editorial valenciana Tirant lo Blanch Mª José Gálvez.

La cuarta novedad es la ausencia de valencianos en plazas de secretarías de Estado. Botella tenía ese rango en el Ministerio del Interior en el primer Gobierno de Sánchez, pero Fernando Grande-Marlaska ha optado por renovar equipo y la exdelegada del Gobierno ha regresado al Congreso.

Una de las salidas más sonadas ha sido la del exministro Jordi Sevilla de Red Eléctrica Española tras su desencuentro con la ministra Ribera. La baja se compensa en cierta manera con el nombramiento de Francisco Toledo como presidente de Puertos del Estado. Un profesor de la Comunidad Valenciana para el organismo que integra al principal puerto del Mediterráneo en tráfico de contenedores (València). El mapa del poder valenciano está pendiente de las renovaciones, asegurada, de Julián López Milla en el Ministerio de Transporte y de José Vicente Berlanga en la empresa pública Enusa. Ambos puestos, como el de Toledo, están bajo el paraguas de Ábalos.

La enigmática situación de Ábalos, debilitado o reforzado

El ministro, en exposición constante por el caso Delcy, se mantiene como el gran peso político en Madrid

José Luis Ábalos ya tiene su recorrido de dolor y gloria en el centro del poder español. Fue uno de los grandes protagonistas en la llegada de Pedro Sánchez al Palacio de la Moncloa como portavoz del PSOE en la triunfante moción de censura. De ahí pasó a ocupar un ministerio con presupuesto (Fomento) y a aparecer en todas las grandes decisiones. Con el respeto además del universo mediático de distinto color, crucial para la supervivencia política en Madrid. Esa fue la experiencia en el primer Ejecutivo socialista: la transformación de diputado valenciano en referente en la política de la capital.

Ábalos está hoy en todas las portadas y telediarios. A su pesar. Pocos españoles no lo conocen. Continúa siendo el principal peso político valenciano en Madrid, pero la derecha pide su destitución por su encuentro con la número dos del régimen de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas. Para la oposición, está en su momento de mayor debilidad; para el socialismo valenciano, sale reforzado por evitar una crisis diplomática. Pese a las varias versiones.

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