Con las restricciones de un presupuesto congelado que no tiene visos de ensancharse a corto plazo, el nuevo director general de À Punt, Alfred Costa, tendrá que hacer equilibrismos para poner en marcha sus planes de reflotar la radiotelevisión pública valenciana mejorando los índices de audiencia y publicidad. A la limitación de fondos se suma la amenaza de un posible recorte de personal que tendría que afrontar la entidad para cumplir las directrices de la Conselleria de Hacienda en las futuras oposiciones, habida cuenta de que el coste actual de la plantilla -23 millones de euros- supera con creces el tercio del presupuesto estipulado en el contrato programa.
El proyecto del responsable del ente -asumirá el timón en dos semanas- se asienta en buena medida en la necesidad de abaratar costes y optimizar recursos. Aunque el margen es muy estrecho, uno de los ámbitos donde se pone el foco es en el personal técnico, donde se estudian posibles cambios tendentes a una mayor externalización de servicios en la línea de tratar de adelgazar los gastos.
El proyecto de Costa retrata una estructura técnica interna «poco eficaz», con «poca claridad de funciones», y advierte de una «descompensación en negativo del personal técnico», especialmente grave en el campo de los operadores de informativos. El documento aboga por elaborar un organigrama «que aporte eficacia interna y elimine disfunciones», al tiempo que se refuerza la contratación de servicios para garantizar las asistencias técnicas externas para atender retransmisiones con controles remotos, un campo al que se prevén destinar 700.000 euros.
