Todas las revelaciones que se han conocido al levantarse el secretario de sumario del caso Erial corresponden a otra época del PP. A una etapa en la que los populares, después de años en la oposición, amasaron un poder absoluto en la Comunidad con Eduardo Zaplana al frente.
Un presidente de la Generalitat que, como ahora hemos sabido y con respeto absoluto a la presunción de inocencia, fue moldeando una trama organizada para saquear las arcas públicas en su propio beneficio con la privatización de las ITV y la adjudicación del plan eólico, en la parte inicial de su mandato. Ni Zaplana ni el resto de los principales protagonistas de la red están ya en política. Están apartados de su propio partido. Les corresponde como imputados, por tanto, dar respuesta de su actuación en los tribunales.
En las filas populares dan por amortizados los efectos a pesar del gran desgaste de imagen. Pero la actual dirección del PP, sin embargo, sí tiene un lunar del que debe responder. Y cuanto antes, mucho mejor. La situación de Macarena Montesinos una vez que se ha conocido, como recoge el sumario, que figura en la lista de ilustres zaplanistas que se embarcaron en cruceros con yates de lujo invitados por el exministro con dinero de la trama.
A día de hoy, es diputada como número dos del PP por Alicante y, sobre todo, miembro de la cúpula del grupo en el Congreso. Y eso afecta directamente a Pablo Casado. ¿Por qué la repescó el pasado mes de abril después de tres años fuera? ¿Por qué la apartó José Císcar en 2016? ¿Y por qué, como pregunta clave, el zaplanismo vuelve a tener mando en el PP?
