Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una cuestión de imagen que el PP considera ya amortizada

Dirigentes populares creen que la figura de Zaplana está sentenciada socialmente

Una cuestión de imagen que el PP considera ya amortizada

Hubo una época en la que en el PP no se movía ni un papel, ni se tomaba una decisión, por menor que pudiera parecer, sin que fuera consultada con Eduardo Zaplana. Era la etapa en la que el presidente de la Generalitat entre 1995 y 2002 dirigía a su vez la cúpula del partido con un control férreo y sin ningún tipo de oposición con el viento a favor de los resultados electorales. Todo en las filas del PP de la provincia de Alicante y de la Comunidad Valenciana llegó a estar vinculado, en su momento, a la alargada sombra de la figura de Eduardo Zaplana. Así que, en estos días, en las filas del PP asisten con una cierta resignación y algo de distancia a las revelaciones de la investigación del caso Erial, que destapan una trama de corrupción a gran escala en la Generalitat durante su etapa ocupando el Palau, la primera parte de las dos décadas de los populares en el gobierno autonómico.

Ocurre, como reconocen en las filas del PP, que aquella estructura que tenía montada Zaplana tiene muy poco que ver con la actual. Casi nadie ha salido a decir nada. Ni para bien ni para mal. Ni siquiera los dirigentes que nacieron políticamente bajo su patrocinio, como el presidente de la Diputación, Carlos Mazón, y que ahora han vuelto a ocupar posiciones de mando popular. Es como si Zaplana no hubiera existido. Como si no hubiera un tiempo en el que el exjefe del Consell y ministro con Aznar controlaba todo de principio a fin. Solo Isabel Bonig, durante una visita de esta misma semana a Elche y respondiendo a las preguntas de los periodistas, aseguró que el sumario le parecía «preocupante», pidió «prudencia y dejar actuar a la Justicia», sostuvo que si «alguien ha hecho algo que no está bien y es contrario a derecho, que la justicia juzgue y termine en una condena, si es así» y, obviamente, reclamó «respeto» a la presunción de inocencia.

Y es que en las filas del PP consideran, efectivamente, que este asunto, como otros de la catarata de investigaciones por corrupción que afectaron a la última etapa del partido en el Consell, está amortizado. Ya han sido descontados por los electores, dicen, en citas electorales donde el PP ha pasado de 55 diputados en las Cortes a sólo 19. Admiten que sigue siendo un lastre para la imagen de la organización pero recuerdan que hace tiempo que el exministro está fuera del PP y que nada tiene que ver con los actuales equipos directivos. Consideran que la figura de Zaplana ya está sentenciada socialmente y que, por tanto, el impacto que pueda tener es inexistente dentro de la organización y muy limitado en la calle. Y ponen un ejemplo: en las comisiones celebradas ayer en las Cortes Valencianas, ni un solo grupo parlamentario utilizó el argumento del caso Erial para rebatir al PP durante la sesión.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats