El nuevo director general de À Punt, Alfred Costa, defendió ayer su proyecto para el futuro de la radiotelevisión pública valenciana, centrado en objetivos como «blindar» la producción en valenciano, despertar la audiencia desde la «prudencia» y la vocación de servicio público y apostar por nuevos formatos para «una parrilla lo más completa posible de tele, radio y web». Su candidatura salió adelante en la comisión de radiotelevisión de las Cortes, con los votos a favor de los partidos del Botànic (PSPV, Compromís y Unides Podem-Esquerra Unida) pese a las dudas que mostraron, especialmente, los de Mónica Oltra; y el rechazo de la oposición (PP, Ciudadanos y Vos). Costa desgranó su propuesta para los próximos tres años, agradeciendo a su predecesora, Empar Marco, su esfuerzo y entrega al poner en marcha el ente «con todas las dificultades» tras el cierre de Canal 9.

Tras analizar las «debilidades y oportunidades», el proyecto plantea una renovada campaña de marketing «lo más expansiva posible, la que lamentablemente no tuvo À Punt cuando nació», para «revertir su prestigio» y llegar a los que todavía no la conocen, sobre todo en las provincias de Alicante y Castellón. Eso sí, el nuevo director remarcó que no pretende cambiar la marca, «sino hacerla accesible y que penetre en los colectivos más importantes hablando su mismo lenguaje», lamentando que «es imposible posicionar una marca sin los recursos necesarios». A nivel de producción, pretende que «la propia siga encabezando el proyecto», pero reforzando la colaboración público-privada y proponiendo alternativas «valientes» para mejorar la oferta, en base a un análisis de la realidad demoscópica valenciana.

Otro de sus objetivos es «llegar a un consenso» con las productoras foráneas y «enganchar» a las locales para blindar el 35% de la parrilla a productos audiovisuales de sellos independientes dobladas en valenciano u obras originarias en valenciano, además de «seguir doblando al valenciano el 100% de la producción externa». «No queda otra opción que fortalecer el rol dinamizador de la corporación por su inestimable impacto social», reivindicó. Dentro de la programación, el proyecto prevé pequeños ajustes horarios con nuevos formatos de reporterismo, información meteorológica y deportiva y un programa de actualidad semanal, priorizando además la franja diurna. «No tenemos herramientas para competir en prime time», lamentó. También propuso acordar «fórmulas atrevidas» de sindicación con la FORTA (Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos), con producciones conjuntas que serían «inviables» para À Punt en solitario, y testar en la Comunidad producciones que puedan dar el salto a otras cadenas autonómicas.

En materia de audiencia, la «espada de Damocles», Costa quiere buscar la «máxima rentabilidad comercial» sin apartarse «ni un centímetro» de los códigos del ente, dentro de su «compromiso de servicio público con todos los esfuerzos promocionales». «Antes o después, confío en que con los productos de calidad llegará la audiencia», aseveró. Hasta entonces, aboga porque À Punt tenga rendimiento económico, social y cultural, prestando atención a formatos que respondan a los hábitos de consumo, «por lógica de mercado y por las necesidades de información y entretenimiento». Compromís, cuyos votos eran decisivos, mostró serias dudas sobre Costa, exregidor del PSPV, pero le respaldó para evitar imagen de ruptura dentro del Botànic.