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Análisis

Los socialistas se recrean en la siesta

La debilidad orgánica del PSPV en casi todos sus niveles y la incapacidad de generar nuevos liderazgos al margen de Puig convierte los procesos internos en un termómetro que medirá si el partido sale del letargo

Los socialistas se recrean en la siesta

Hoy se ha celebrado la asamblea socialista de la ciudad de Alicante. Dos años después de la última y tras saltarse sistemática los estatutos del partido que marcan esas reuniones cada seis meses. No se apuren. Todo ha quedado igual cuando ha terminado el evento. Algún discursito subido de tono para cubrir el expediente pero, al final, la tropa de Ángel Franco sigue al mando de las operaciones en la ejecutiva que dirige Miguel Millana, concejal y diputado provincial. Lo de siempre. La organización del PSPV en la capital alicantina pero también la del resto de la provincia está a la espera de militantes que quieran asumir liderazgos. Ya les adelanto que será difícil. A Franco le interesa continuar teniendo a Millana de capataz de rancho como antes tuvo a otros. Y, a estas alturas, el portavoz municipal socialista, Paco Sanguino, ya ha demostrado que no vale para esto. O su poderosa amistad en la Moncloa se lo lleva en breve a Madrid o, cuando llegue el momento, Franco lo «matará» -políticamente, no piensen nada malo- para poner a otro tuerto en el país de los ciegos que, al final, le acabe permitiendo al exsenador seguir siendo el rey.

Así que la agrupación de la capital, la más numerosa en volumen de afiliados de todo el PSPV y por tanto una de las que debería tirar del carro no sólo en la provincia sino en toda la Comunidad Valenciana, seguirá sumida, al menos de momento, en una larguísima hibernación. Adormecida y anestesiada por el franquismo En una larga siesta en la que se siente cómodo, a su vez, gran parte del partido. Y todo eso, a su vez, tiene un impacto en el resto de la provincia. Ya se ha dicho en estas páginas que, a día de hoy, en la imagen del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, termina y acaba la organización del PSPV. Y detrás del jefe del Consell hay una estructura, en estos momentos, vinculada en gran medida a la administración autonómica. Así que los socialistas valencianos, después de que Puig haya decidido volver a optar a la secretaría general, se lo juegan todo a la carta del jefe del Consell. Y esa figura de tanta relevancia dificulta, a su vez, que se puedan desplegar liderazgos socialistas propios en territorios tan particulares como Alicante y que pudieran generar tensión que distorsione la relación con València.

Los efectos de esa debilidad orgánica en la provincia se han vuelto a evidenciar esta misma semana. Esta vez ha sido el episodio de la revuelta de ocho concejales «sanchistas» de Sant Vicent del Raspeig -una de las agrupaciones más convulsas del PSPV- que estaban dispuestos a dejar en minoría a su alcalde y censurar a Puig por sus últimos presupuestos. Y la dirección del partido sin enterarse hasta casi última hora. Es probable que el proceso interno de los socialistas en la provincia acabe con un «trueque» entre José Chulvi, alcalde de Xàbia, tras un mandato de perfil bajo; y el primer edil de Alcoy, Toni Francés. De acabar cuadrando la jugada, en manos del también portavoz en la Diputación está fortalecer el partido y forjar un liderazgo... O seguir de siesta.

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