El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha aprovechado su intervención en Madrid para trazar la receta con la que pretende afrontar su segundo mandato autonómico que debe culminar, volvió a exigir, con una mejora de la financiación autonómica pero, además, con un nuevo modelo territorial que rebaje y descentralice los núcleos de poder del Gobierno ahora ubicados casi en exclusiva en la capital de España. "Hay que visualizar las asimetrías para acabar las anomalías del Estado", ha detallado el jefe del Consell durante su discurso en el foro Nueva Economía. En clave política ha puesto la estabilidad del Botànic como ejemplo para el nuevo Gobierno y ha apostado sin fisuras por el diálogo en Cataluña. En la gestión, Puig ha puesto encima de la mesa un desarrollo vinculado a la sostenibilidad para frenar la emergencia climática y ha advertido de la exclusión que puede generar la nueva economía tecnológica.

Ante una discreta nómina de ministros -sólo han estado Reyes Maroto, Juan Carlos Campo, José Manuel Rodríguez Uribes y Pedro Duque- y con la presencia de más de medio Consell con los vicepresidentes Mónica Oltra y Rubén Martínez Dalmau a la cabeza o la presidenta del Senado, Pilar Llop, el inicio de la intervención de Puig ha servido para poner en valor el gobierno del Botànic después de casi cinco años de coalición ahora que, además, en Madrid ya se ha formado el gobierno compartido entre los socialistas y Podemos. "Decían que no era posible un cambio. Decían que un Gobierno de coalición no funcionaría. Decían que todo se iba a romper. Agitaban el espantajo del radicalismo en sus formas más viscerales. Todo esto que algunos predicen ahora para España ya lo hemos oído antes", ha dicho el jefe del Consell que ha defendido la estabilidad de su gobierno y que ha sido presentado por la alicantina Nuria Oliver.

"Se dijo hace cuatro años y ocho meses en la Comunitat Valenciana, cuando la gente pidió un cambio político, harta ya de corrupción, cansada ya de unos gobernantes que habían desconectado de su población. De sus intereses y de sus preocupaciones. Decían que el nuevo Consell no duraría, y anunciaban poco menos que el apocalipsis, como ahora. Y sin embargo, aquí estamos", ha zanjado. " El gobierno valenciano de coalición que surgió del Pacte del Botànic, como respuesta a una nueva realidad plural y diversa que exige diálogo y pacto, fue refrendado en las urnas hace nueve meses. Fue revalidado después de haber cambiado la imagen de la Comunidad Valenciana y haber mejorado la vida de nuestros ciudadanos", ha explicado el presidente que recetó un debate en España con "menos ruido, menos furia y menos temores".

Posteriormente, en una pregunta, ha hablado de una escena política que obliga a los gobiernos de coalición. "Los ciudadanos son los que mandan", ha reflexionado. Y ha puesto en valor llegar a acuerdos políticos. "Siempre hay diferencias. Si no las hubiera no es que militaríamos en el mismo partido. Es que sería de ciencia ficción", ha dicho para pasar de puntillas sobre las diferencias que se han producido en el inicio de mandato entre Compromís y los socialistas, ahora rebajadas.

En un discurso claramente trazado para atacar toda la munición del argumentario que le está concediendo auge al populismo de la extrema derecha, el presidente de la Generalitat ha dibujado un futuro con tres retos: justicia social, desarrollo sostenible y equilibrio territorial. En el primer apartado se ha mostrado taxativo a la hora de denunciar la discriminación de género y ha ratificado su idea de abrir una vía jurídica para abolir la prostitución. El jefe del Consell ha puesto en cuestión el desarrollo actual del capitalismo y ha reclamado un mercado laboral que genere más cohesión social y mejores salarios.

Pero el presidente Puig, además, ha alertado ante un nuevo nicho de exclusión. "La nueva economía tecnológica no puede generar una legión de perdedores. Nadie se puede quedar atrás", advirtió antes de poner en valor las medidas tomadas por el Botànic en Sanidad, Educación o Bienestar Social. "El desarrollo inclusivo", lo ha definido. Ha puesto como ejemplo la mejora del sistema de dependencia desde que el Botànic llegó al poder, el avance en las infraestructuras educativas o la supresión de los copagos sanitarios. Y en una pregunta ha ratificado la intención del Consell de continuar con las reversiones sanitarias.

El segundo eje del discurso de Puig ha sido el desarrollo sostenible. El jefe del Consell, que ha tenido un recuerdo para las víctimas de la borrasca "Gloria", ha apostado por vincular lel desarrollo a la economía verde para preservar el medio ambiente en un escenario que no se puede negar, ha recalcado, de "emergencia climática". Un proyecto que define como desarrollo 5.0. En este sentido, ha anunciado un plan de colaboración público-privada para activar el mercado de viviendas y la movilidad sostenible a la vez que puso encima de la mesa medidas de reforestación que financiará con beneficios fiscales. El presidente de la Generalitat ha enmarcado esta actuación en un escenario en el que el Mediterráneo es un punto crítico para la emergencia climática.

El jefe del Consell ha desgranado un proyecto basado en la transición energética de todos los edificios de la Generalitat o en la apuesta por Alicante de la Inteligencia Artificial y el Distrito Digital. Una economía de desarrollo sostenible. En su intervención inicial, no ha hablado del agua ni tampoco del trasvase Tajo-Segura. Pero luego, en una pregunta, ha sido muy claro. "Queremos intentar hacer compatible el desarrollo agricultura con los efectos ambientales aprovechando todos los recursos. Y el trasvase es un recurso, Es irrenunciable. Pero queremos utilizar todas las fuentes como la reutilización con un único objetivo: consolidar la huerta de Europa", ha zanjado. Ha llamado la atención la ausencia de la vicepresidenta y Ministra de Medio Ambiente, Teresa Ribera, contraria a los trasvases y con la que la Generalitat mantiene tensión por su posición sobre el Tajo-Segura.

El tercer eje de la intervención ha sido el equilibrio territorial. Fue claro y cristalino con la demora en la reforma de la financiación autonómica. "Es más urgente que nunca. No caben excusas. Queremos un sistema de igualdad", ha reclamado Puig que ha descartado una reclamación identitaria por parte de los valencianos y que cree que garantizar un reparto justo, le restaría argumentos a la ultraderecha contra el modelo autonómico. "Es una cuestión de justicia", ha zanjado el presidente de la Generalitat que ha puesto ejemplos de comunidades que perciben hasta cuatro mil millones más con el mismo nivel de renta.

Pero ha ido más allá en esta ocasión. Ha planteado descentralizar el poder del Estado para evitar el efecto de capitalidad que tiene Madrid. "Genera un dumping fiscal insolidario", se ha quejado Puig. El jefe del Consell ha definido el actual escenario de centralidad de Madrid como "ineficiente., injusta e insostenible", un escenario que ha tenido al independentimos catalán como "gran aliado". Esa referencia a Madrid ha generado una pregunta del público en la que Puig ha apostado por armonizar en toda España los impuestos de patrimonio y sucesiones, que la capital puede rebajar por la ventaja que supone el impacto económico de la capitalidad.

Ha puesto como ejemplo de descentralización la creación de la conselleria de Innovación en Alicante o el modelo federal alemán. "No vamos contra Madrid", ha dicho el jefe del Consell en una vuelta de tuerca a un discurso que siempre había puesto en tela de juicio la cuestión de la capitalidad. "España no se acaba en la M30", ha apuntado el presidente de la Generalitat que ha vuelto a proponer potenciar el Senado o la conferencia de presidentes. "España necesita una unión más perfecta", ha sugerido Puig desde la óptica de la pluralidad y el respeto a la diversidad. Luego, sin embargo y en una pregunta, se ha mostrado incapaz de bajar al detalle sobre las instituciones que podrían trasladarse a otros territorios.

Ha hablado de la crisis catalana como síntoma del agotamiento del modelo territorial y ha reclamado dar una oportunidad a la palabra. Ha pedido calmar el debate político -definió, por ejemplo, los ataques al ministro Ábalos como "una serpiente de verano en invierno"- y reclamó a la oposición que rebaje una tensión que calificó de "extremista" y, por ejemplo, se mostró favorable a revisar el delito de sedición en el Código Penal aunque no lo concretó. "Necesitamos un viaje compartido que nos lleve a un mundo mejor. Una escalera que nos permita dar a todo el mundo las mismas oportunidades. Subamos con confianza, convicción y esperanza", ha cerrado.