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Un duelo por ganar influencia

La disputa entre el Consell y la Diputación por el debate federal evidencia el intento de Puig de apuntalar su posición como el principal barón de los socialistas y el movimiento de Mazón para convertirse en figura clave de la sucesión autonómica del PP

Ximo Puig en su discurso del acto institucional de la Constitución celebrado en Alicante. Álex domínguez

Estado federal, federalismo, federalizante. Todos estos términos acompañan al PSOE desde hace décadas. Sus principales dirigentes han hablado de este asunto aunque la posición no es unánime. En mayor o menor medida, cada vez que se vuelve a plantear la reforma de la Carta Magma, este elemento se pone encima de la mesa, ya sea en foros socialistas o en ámbitos más institucionales. Y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, es uno de sus grandes valedores. Por eso, cuando Puig, pronunció el discurso del acto institucional de la Constitución, el pasado viernes 6 de diciembre en el Teatro Principal de Alicante, a muy pocos sorprendió que en sus palabras estuviera que la «reflexión sosegada y profunda sobre lo que hoy es la arquitectura institucional de España debe dar lugar a una reforma constitucional en sentido federal». Junto a su firme convicción federalista, el jefe del Consell intenta apuntalar su posición como principal barón territorial del PSOE en el reino que aspira a consolidar Pedro Sánchez.

Puig, en un día tan señalado como la «celebración» del 41 aniversario de la Constitución, buscó un protagonismo, tanto a nivel institucional como a nivel orgánico dentro de las filas socialistas, que otros compañeros del partido vieron como el «mensaje federalista» les sobrevolaba muy de lejos. Este último 6 de Diciembre no se oyó a Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, o a Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, ni mucho menos a Susana Díaz, líder del PSOE andaluz -en la oposición desde hace casi un año- hacer comentario alguno sobre el federalismo y el «estado plurinacional» que otras veces, en medios de las grandes disputas que acompañan al PSOE, aceptaron a regañadientes y con la boca pequeña. En cambio, cuando nadie lo esperaba, se oyó al presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón saltando como un resorte contra la propuesta del Senado territorial defendida por el jefe del Consell minutos antes. Un ataque que sorprendió en Presidencia de la Generalitat.

Tres semanas antes, en su condición de secretario del PSPV, Ximo Puig se reunió en Barcelona con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, la misma tarde de la entrega de los premios de Foment del Treball. En ese encuentro, ambos dirigentes socialistas mostraron su «sintonía» por «la idea de España» y le recordaron al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez que el federalismo que se salvó «por los pelos» del último programa electoral socialista del 10-N sigue vigente. Hace tan solo una semana, la nueva presidenta del Senado, Pilar Llop, la socialista puso los pilares de su mandato en su primer discurso: promover la igualdad de género y la lucha contra la violencia machista -de la que ella es una jueza especializada en este ámbito- y ahondar en el papel del Senado como cámara de los territorios. Y en medio de eso, tiempo le faltó a Ximo Puig para decir que «esta es la mía» y hacer suya la defensa del mensaje federalista como horas después hizo público en la escena del Teatro Principal de Alicante.

Una «fidelidad» al federalismo que Puig ha reafirmado en una semana que tiene otra cita clave en el calendario socialista, el 14 Congreso de PSC, fijado para el próximo fin de semana en Barcelona. Puig insistió ayer que «federar es unir» y, por ello, señaló que no entiende qué problema hay con esta propuesta de modelo territorial. El secretario general de los socialistas valencianos no entiende el malestar que han generado sus palabras, cuando «la Constitución habla de nacionalidades y regiones y, por tanto, ese es el espacio institucional que expresa realmente lo que es la verdadera España, que es una España diversa y plural», aseguró ayer, compartiendo, de algún modo, de manera tácita las palabras de Miquel Iceta donde afirmó que en España hay ocho nacionalidades. En este listado, el primer secretario del PSC incluyó la Comunidad como «nacionalidad histórica», algo que por otra parte figura en el Estatuto. Puig animó también a «leer bien la Constitución y buscar soluciones para avanzar y profundizar en el Estado de las autonomías», pero de momento, esta siembra está cosechando más frutos en las filas del PP que entre sus propios compañeros.

Carlos Mazón no quiso romper ayer «el buen ambiente» establecido con la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, manteniendo el ataque contra Puig. Ni era el momento ni era el mismo «compañero de baile», pero sobre todo, en la carrera de fondo por liderar el PP de la Comunidad Valenciana, el hecho de que Mazón no aplaudiera a Puig al acabar su discurso lo coloca en la primera posición de salida contra el estado federal. Desde la Diputación consideran que la posición de Puig la tenía que haber explicitado en la sede de su partido y la atribuyen a los movimientos en las filas socialistas para facilitar el pacto con ERC. Y descartan, en cualquier caso, que la intervención del máximo responsable de la institución provincial respondiera a una orden del argumentario del PP. Pese a todo, sin embargo, es evidente que es un movimiento que permite tomar posición a Mazón como figura clave de la sucesión autonómica del PP. Al tiempo.

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