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La lista de agravios de Ciudadanos en la provincia contra el papel de Toni Cantó

La batalla de Cs y los movimientos de supervivencia del síndic alimentan las críticas, sobre todo en la ciudad de Alicante. El PP se mueve para pescar a medio plazo

Martín junto a Arrimadas y Cantó el pasado marzo en Alicante. Álex Domínguez

En apenas medio año, el tiempo transcurrido entre las generales y autonómicas del 28 de abril con la repetición de los comicios en España del 10 de noviembre, la suerte política de Ciudadanos ha experimentado un giro de 180 grados. De poder condicionar a Pedro Sánchez vía pacto con los socialistas, de disputarle el líderazgo de la oposición al PP en las Cortes Valencianas y de formar gobierno en el Ayuntamiento de Alicante o en la Diputación, ha pasado, sin embargo, a convertirse en un partido irrelevante. No tiene capacidad para influir en el Gobierno de Madrid, ha perdido la oportunidad de encabezar el relato contra el Consell del Botànic en el hemiciclo del Palau dels Borja, ha rebajado su visibilidad a la mínima expresión donde gobernaba y además, tras el mal resultado del 10-N, la marca que lideraba Albert Rivera se ha metido en una espiral de tensión interna pendiente de su congreso del próximo mes de marzo. Y con ese escenario ha aflorado en la Comunidad el pulso por el control del partido entre el bando del senador Emilio Argüeso y el que está alineado con Toni Cantó, el cuestionado actual portavoz en las Cortes.

La situación del partido a nivel autonómico y en Alicante es muy complicada, a pesar de que los resultados, especialmente en la provincia, son superiores a la media del resto de España. Una inestabilidad que se ha traducido en la ausencia de representantes de la Comunidad Valenciana en la gestora que regirá los destinos de la organización hasta ese congreso que debe ratificar el nuevo liderazgo de Inés Arrimadas. Desde que se produjo la debacle electoral del 10-N, la segunda más grande de la etapa democrática para un determinado partido político, el juego para Ciudadanos en la Comunidad Valenciana ha sido doble. Por un lado, ratificar que la diputada Marta Martín, la única con experiencia suficiente en el Congreso donde está asentada desde 2015, se perfila como la persona de confianza de Arrimadas en este territorio. Tienen sintonía personal absoluta e interlocución máxima. Y, por otro, la supervivencia de Toni Cantó, ahora mismo en el alero y en el punto de mira de parte de su partido.

Hay un núcleo importante de la organización que cuestiona el discurso de Cantó, posicionado claramente en el flanco de la derecha, de corte muy ideológico y durísimo contra los socialistas. Y le reprochan su incapacidad para mantener unida a la organización poniendo por encima su continuidad. Un panorama que se ha evidenciado con la fractura del grupo parlamentario, en el que Cantó sólo cuenta con la confianza de ocho de los 18 diputados que intenta dirigir y con un memorial de agravios que es especialmente duro en la provincia de Alicante. El pasado 20 de noviembre, apenas diez días después de la cita con las urnas en la que Ciudadanos se hundió electoralmente, Marta Martín protagonizó un acto en Novelda para intentar activar a la alicaída militancia naranja. Llamó la atención que Cantó tomara la palabra en una intervención larga sabedor de su crítica situación. Ese movimiento en Novelda se convirtió en la espita contra el síndic en las Cortes y generó un notable malestar especialmente entre cargos locales de Ciudadanos en toda la provincia.

Después de una campaña autonómica en abril en la que la organización se volcó hasta conseguir un excelente resultado con 18 diputados para la candidatura de Toni Cantó en las Cortes Valencianas, el nuevo portavoz, por contra, se desentendió de la carrera hacia las municipales de mayo, en la que ya no se jugaba nada. Y más recientemente hizo lo mismo en las generales de noviembre. Su presencia fue mínima. «Nos dejó a nuestra suerte», apuntan cargos de Cs que, además, le acusan de volver a Alicante tras las municipales sólo con el único objetivo de negociar el «botín» para el reparto de asesores de la Diputación -nueve cargos a dedo para únicamente dos diputados- a espaldas del conjunto de la organización.

Una negociación para la corporación provincial y el Ayuntamiento de Alicante que, apuntaron estas mismas fuentes, Cantó realizó sin tener en cuenta la importancia de lo que estaba en juego. Hay un especial malestar con el líder autonómico de Ciudadanos en la capital alicantina, la ciudad más importante en la que el partido participa en un gobierno municipal. A Toni Cantó, le reprochan que se ha mostrado incapaz en estos seis meses de mandato de sentarse con los concejales alicantinos ni tan siquiera para tomar un café. Y todo ello en medio de una grave crisis interna y con el PP empezando a moverse para pescar a medio plazo en aguas revueltas.

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