A la ultraderecha no se la debate, se la combate. Esa es la posición de Compromís, que quiere arrinconar por completo al grupo parlamentario Vox en las Cortes Valencianas. Tras unos meses de obviar a la derecha radical, que llegó al parlamento valenciano tras las elecciones autonómicas del 28 de abril, la formación valencianista cree que es el momento de pasar a la acción y establecer en la cámara un cordón sanitario contra esta formación, como ocurre en Alemania, donde a ningún partido democrático se le ocurre pactar nada ni acercarse políticamente.

Vox ha exhibido esta semana en el parlamento valenciano una esvástica ligeramente tachada, en su búsqueda de igualar al nazismo y al comunismo mostrando en el cartel su símbolo, y ha forzado la retirada de otro panel que recogía nombres de mujeres asesinadas por la violencia machista. En este contexto, Compromís ha propuesto al resto de partidos un comprimiso para salvaguardar la democracia valenciana frente a la presencia en el parlamento de formaciones que «no respetan» el pluralismo político como base de la democracia y que atacan los derechos humanos como consenso básico de nuestra sociedad.

Así pide limitar el campo de acción política de formaciones como Vox rechazando en las votaciones todas sus iniciativas y renunciando también a la posibilidad de presentar enmiendas a las proposiciones que presentan. Además, el portavoz de Compromís, Fran Ferri, pide en el escrito lanzado ayer ayer que no se presenten declaraciones institucionales, que requieren la firma de todos los grupos, y sustituirlas por proposiciones no de ley firmadas de manera conjunta. Del mismo modo, estudiar la posibilidad de reformar el reglamento para introducir en el orden del día proposiciones no de ley inmediatas con el apoyo de, como mínimo, dos grupos o que representen a dos tercios de la cámara. De este modo, Ferri se suma al presidente de las Cortes, Enric Morera, que con motivo de la ruptura del consenso el 25 de noviembre, día contra la violencia hacia las mujeres, ya avanzó esta posibilidad. Sin embargo, el ofrecimiento de Compromís, de salida, no ha tenido tanto eco entre sus socios del Gobierno del Botànic.

Tanto para el grupo parlamentario del PSPV-PSOE como para Unidas Podemos, el tema está «en fase de estudio». Ambas formaciones de izquierda aseguraban ayer que la propuesta les acababa de llegar , por lo que no se podrían pronunciar hasta dento de unos días. De algún modo, este criterio, bastante reticente a mostrar su apoyo al «cordón sanitario» que plantea Compromís, ya fue avanzado hace unos días por el portavoz del PSPV en las Cortes, Manolo Mata, contrario a la posibilidad de modificar el reglamento de la Cámara para que las declaraciones institucionales no sean bloqueadas por un solo grupo porque, en ese caso, «si hay una fuerza política que se niega a firmar declaraciones institucionales, tendrá una responsabilidad política y la gente tendrá que conocer a quién vota».

La oposición está dividida

Con todo, esta semana el PP ya ha descartado poner en marcha un cordón sanitario a la ultraderecha. La presidenta de los populares valencianos, Isabel Bonig, preguntada en las Cortes respondió que no es partidaria de establecer cordones sanitarios en democracia siempre que se respetan las leyes y por ello aseguró que su partido no los va aplicar «contra nadie» y replicó al PSPV que «si quieren ponerlos a Vox, también se deben aplicar a Podemos». Fuentes de Ciudadanos aseguraron ayer que no han adoptado una decisión sobre la petición de Compromís y que la valorarán cuando les llegue por los cauces oficiales, pero que en este momento no se pronuncian sobre la aplicación de un cordón sanitario al partido ultra.