P Empezando por la actualidad más reciente... ¿Cómo valora el preacuerdo de gobierno alcanzado entre el PSOE
R En el libro, planteo una hipótesis sobre que en la actual fase de globalización y la progresiva segmentación de clases cada vez va a ser más difícil encontrar proyectos mayoritarios de objetivos comunes. Es frecuente oír que «todos debemos remar en la misma dirección», pero en estos momentos hay contradicciones internas en las propias clases sociales. Como opinión, me alegro de que hayan sido capaces de plantear un programa de intenciones, era obligado. Y no vale con decir que lo podían haberlo hecho antes, porque seguramente no...
P ¿Por qué cree que no vale?
R Todos eran conscientes de la dificultad que entrañaban situaciones que se iban a plantear inmediatamente, como el asunto catalán. Ahí hay que sentarse y hablar, es evidente. Luego está la cuestión fiscal, el debate del blindaje de las pensiones, que realmente a quien afecta es a los menores de 35 años que tienen ante sí un panorama muy complejo... Al futuro gobierno le deseo muchísima suerte porque no va a ser sencillo. Y ya no por la aritmética porque los programas van a ser muy complejos.
P ¿Cómo interpreta el resultado de las urnas del pasado 10-N?
R La posición del PSOE, que no la han explicado bien, tenía una base. Pedro Sánchez, que no ha fracasado porque ha ganado las elecciones, se lanzó a una repetición electoral pidiendo que le reforzasen en las urnas [el 10-N], y el electorado no lo ha reforzado, lo que prefiere son los pactos.
P ¿Considera usted también que se ha alcanzado este acuerdo «exprés» por la irrupción de Vox, que ha duplicado su presencia en el Congreso tras el 10-N?
R Seguro que han visto las orejas al lobo, seguro que les ha lanzado al pacto. Nadie se esperaba un ascenso tan fulgurante de Vox, que tiene una multiplicidad de causas aunque todas conectadas con el malestar que significa la inestabilidad política y la incertidumbre económica. Las incertidumbres están a un paso de ser miedos.
P ¿Cree que este mandato será el del cambio del sistema de financiación de la Comunidad?
R Tiene que serlo, creo que la situación está suficientemente madura. Los partidos que configuran este pacto [PSOE y Podemos] son conscientes del «caso valenciano». Dicho lo cual, la deriva en la Comunidad no se debe a la pésima financiación. Eso justifica parte del diferencial (de uno o dos puntos del PIB), pero nos hemos ido hasta trece puntos de la media.
P Entonces, ¿cuál es a su juicio el principal problema de que la Comunidad no avance el ritmo de otras regiones españolas?
R Tiene un problema de modelo productivo y de productividad. Después de romper el anterior modelo que mantenía un mayor nivel de industria y una agricultura competitiva, que quedó obsoleto en los ochenta, se dio un viraje hacia la construcción y el turismo. Así, la hostelería y la construcción, junto al sector público, dan masivamente empleo, pero que es de baja cualificación y de bajo salario, lo que hace descender la renta per capita. Y eso significa que hay que ir a un modelo que se produzcan actividades con un mayor nivel añadido, y eso no es nada fácil. Actualmente, en las cifras de productividad de la Comunidad Valenciana, estamos más cerca de Andalucía que de Madrid.
P ¿A qué tipo de actividades se refiere para impulsar el modelo productivo de la Comunidad?
R Ese es el camino a explorar. Sin ir más lejos, en Alicante, se habla de un Distrito Digital. Eso no va a crear tanto empleo, aunque sí creará el valor añadido, que es bueno, por lo que hay que hacerlo. Aunque no hay que olvidar que Alicante será una provincia turística y debe mejorar aquello que ya hace bien, como es el turismo.
P ¿Piensa que el actual Consell del Botànic se encuentra ocupado y capacitado en cambiar ese modelo productivo?
R Solo en parte. Son conscientes de toda esa problemática y suelen reunirse, pero da la impresión de que con un carácter retórico. Este cambio ya lo están haciendo otras regiones y otros países, y ya se nos están adelantando. Hay que pensar que somos una zona marginal de la economía mundial, que estamos en la periferia. Ahora nos toca correr mucho para no quedarnos muy atrasados.
