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Viraje estratégico y renovación desde Alicante para afrontar la caída de Cs

La diputada Marta Martín se perfila como la persona de confianza de Inés Arrimadas en la Comunidad

Marta Martín aplaude ayer a Rivera antes de su última rueda de prensa como presidente de Cs. Europa Press

Allá por el verano de 1990, un joven actor llamado Toni Cantó, componente del Centro Dramático Nacional, protagonizaba en Madrid una versión contemporánea de «La Orestiada», la conocida tragedia griega donde Agamenón sacrifica a su hija Ifigenia para llegar a Troya y conquistarla. A su regreso, su mujer, Clitemnestra, le mata para vengar a la hija muerta, un asesinato del que se venga otro hijo de esta pareja, Orestes, personaje interpretado aquellas noches de estío madrileño por el actual síndic de las Cortes Valencianas de Ciudadanos. Por aquella época, antes de dar el salto a la televisión, Cantó formó parte de elencos de tragedias teatrales de Shakespeare, como «Hamlet» o el «El mercader de Venecia», y de las «Comedias bárbaras» de Valle Inclán, dramaturgias donde la pasión, el dolor, la gloria y el fracaso van de la mano. Toni Canto se movía con soltura en esos papeles, dotados de una carga de emotividad que bien puede haber vuelto a utilizar con la actual tragedia a la que está sujeto, la tragedia de Ciudadanos, donde ayer, al regreso de una Troya que le fue propicia, Agamenón convertido en Albert Rivera dimitió, abandonó la política y dejó futuras heroicidades para otros «semidioses» de su partido.

Entre el cielo y la tierra de Ciudadanos, entre su techo y su suelo, además de la cabeza de Albert Rivera, hay, tan solo en la provincia de Alicante 108.399 votos, la diferencia entre los apoyos obtenidos en abril de este mismo año (con 177.231 votos) y los pírricos 68.832 que sumaron el pasado domingo. Si nos vamos a todo el territorio nacional, la pérdida de sufragios supera los 2,4 millones en tan solo seis meses. En cuanto al porcentaje de votos recibidos, la provincia de Alicante sigue estando por delante de la media nacional. Si la comparación es en cuanto a diputados, la dirección de Ciudadanos de Alicante defiende una evidencia, que de 6 escaños en toda la Comunidad Valenciana se ha pasado a dos, uno de Valencia, donde había 3, y otro de Alicante, donde había dos.

A estas dos variables hay que añadir el cambio de rumbo que la formación naranja debe abordar a partir del congreso extraordinario y urgente que se tendría que celebrar en breve. Un cónclave donde se perfile como sucesora de Albert Rivera la portavoz en el Congreso, Inés Arrimadas, que prácticamente ha ejercido de número dos de Cs estos últimos años. En esa nueva dirección del partido naranja, otra de las piezas que entraría en juego -y regresamos a Alicante- es la diputada Marta Martín, que además de salvar los muebles de esta hecatombe, tiene muy buena relación personal con la catalana Arrimadas.

Superar el duelo

De momento, Ciudadanos tiene que superar su «etapa de duelo», de manera especial cuando Albert Rivera seguía despertando admiración. Ayer se sucedieron las muestras de afecto al fundador de Ciudadanos, a mitad camino entre los piropos y las condolencias, pero no sólo hubo «velatorio» en el seno de los naranjas. Tocaba hablar del futuro más inmediato, de momento de puertas hacia adentro, sin declaraciones públicas, pero comenzando a despejar el camino, primero para que Inés Arrimadas asuma el mando del partido, luego para reorientar la estrategia política, y más tarde para extender esa nueva hoja de ruta de forma territorial.

Una vez que pase el congreso, todo apunta que la intermediadora del partido en la Comunidad será Marta Martín, que conserva su acta de diputada y que mejorará su estatus dentro del ahora reducido grupo parlamentario en el Congreso. Martín, de perfil progresista, solo aventuró que tendrá «más trabajo». Además de elogiar a Rivera por su decisión, adelantó que Cs se va a anclar «en el centro, en la moderación, en la sensatez», en un horizonte alejado de Vox del que los naranjas quieren huir, algo que se trasladará también a las Cortes. El Olimpo ciudadano ya no buscará la extrema derecha.

El instinto fallido de Toni Cantó le coloca en la cuerda floja

La sintonía del síndic en las Cortes con Rivera le obliga a mantener otra postura y abre la lucha por el poder interno

Además de manifestar el «dolor», «tristeza» y «orgullo» al ver que «un gran amigo» como Albert Rivera dio «una lección de responsabilidad política y de honestidad», el síndic de Cs en las Cortes , Toni Cantó señaló ayer que el desastre de resultado obliga a «reflexionar, aprender y prepararse para el congreso extraordinario en el que el partido decidirá cuáles deben ser las decisiones que tomen entre todos». Cantó, muy ligado a Rivera y transmisor en esta Comunidad de sus planteamientos, dejó caer que Cs gobierna para 20 millones de españoles, que está presente en muchos ayuntamientos y parlamentos autonómicos, como el valenciano, donde se tendrá que actuar con unidad de acción y espiritu «centrista», distinto al mantenido los últimos años pero que ahora se olvida porque hay que evitar cualquier semejanza con Vox. Un escenario en el que Cantó se siente obligado ante la batalla que se avecina por el control del partido frente a los partidarios del coordinador territorial y senador, Emilio Argüeso.

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