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Oportunidad perdida del PP provincial para liderar la renovación autonómica

Los populares recuperan votantes y recortan parte de la desventaja con el PSOE, pero Valencia es la única de las tres circunscripciones que recupera escaños

Dirigentes del PP recrean el «clan de la horchata» en Alicante el pasado mes de septiembre. EFE / Manuel Lorenzo

No fue victoria, ni fue derrota, ni todo lo contrario. Esta vez hubo más aplausos que lloros en la noche electoral del PP de Alicante pero tampoco grandes algarabías. Un partido que afrontaba esta campaña electoral crecido, con expectativas de seguir siendo punta de lanza de la recuperación de los populares en la Comunidad, un estatus que se estaban ganando en las últimas visitas a las urnas, al obtener los resultados «menos malos» en las elecciones generales y autonómicas de abril y conseguir una elevada cuota de poder local en los comicios municipales, incluida la Diputación de Alicante. Una posición de privilegio para afrontar el futuro congreso regional donde se debe decidir quien será el líder del PP en los comicios autonómicos de 2023 que ahora, sin embargo, queda en el aire.

Al acabar el recuento, el PP aumentó en porcentaje de votos (del 19,52% de las últimas generales al 24,37%), lo que les sirvió para conseguir un senador más por la provincia (de uno a dos), pero no para lograr un cuarto diputado en el Congreso ya que se quedó con los mismos tres representantes de abril. En cambio, quien sí logró ese cuarto escaño fue el PP de Valencia, cuando todo parecía indicar que la maquinaria dirigida directamente por Isabel Bonig no acababa de estar bien engrasada. Si embargo, y después de analizar los resultados, fuentes del PP de Alicante no se muestran preocupados por el incremento de sus «compañeros valencianos» puesto que «allí tenían más margen de mejora», aseguran entre líneas para desviar la atención.

Para los populares alicantinos esta oportunidad perdida no les inquieta ya que «seguimos teniendo mucho más poder institucional, con la Diputación y ayuntamientos muy importantes como Alicante, Torrevieja y Benidorm, que no se gobiernan en la provincia de Valencia». Lejos de atormentarse con esta ocasión desperdiciada de dar un golpe de efecto de cara a la renovación interna, el PP se mostró convencido, a través de su presidente provincial, Eduardo Dolón, de que «está creciendo» y va a mantenerse como «referente» de la derecha, al recuperar gran parte de los votos «cedidos» a Ciudadanos pero ver, por contra, que otros partidos le recortaran terreno de forma escandalosa. Y está claro que hablamos de Vox. Ahora los populares quedan a merced de los bandazos institucionales de Cs y de la estrategia de Vox.

Quien no estuvo en la noche electoral del PP fue su cabeza de lista por Alicante, César Sánchez, al que el propio Eduardo Dolón disculpó asegurando que estaba en Génova, junto a Pablo Casado, como «cargo importante del partido». El expresidente de la Diputación, que volverá al Congreso en esta nueva legislatura que ahora comienza, sí manifestó ayer a este medio que Alicante no había perdido posiciones frente al PP de Valencia, ya que la situación «no es comparable» puesto que allí «se reparten 3 diputados más». Para César Sánchez, el PP sale «fortalecido» de estos comicios, tanto a nivel provincial como autonómico, con una mejora del 5% que les permitirá «liderar una alternativa al Botànic». Es más, para el diputado, «en el PP hoy estamos más cerca que ayer de gobernar en 2023», incidió Sánchez.

España Suma

El PP tampoco perdió ayer la ocasión de recordar que con la alianza propuesta de España Suma, «hubiera habido mayoría absoluta de la derecha», defendió el portavoz en la Diputación, Adrián Ballester. El dirigente popular considera que al presentarse por separado, tanto al Senado como al Congreso, «con gente de ideología cercana, eso termina perjudicando mucho», añadió Adrián Ballester. Con la añorada fusión de derechas guardada en el cajón, los populares parece que quieren seguir «en la moderación», en la «centralidad de la política porque es el camino para representar a todo el centro derecha». Y aquí es cuando toca obviar a Vox y desmarcarse del partido ultra todo lo posible. Piensan que «el ruido de Vox se combate con trabajo». Contra el «populismo y el radicalismo» habrá líneas rojas, y frente a asuntos primordiales para Vox (violencia machista, autonomías...) está la posibilidad de plantear pactos de Estado a los socialistas de Pedro Sánchez. Pero esa ya es otra historia.

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