Muy crecido y con muchas ganas de hacer (más) ruido. La tercera fuerza política del arco parlamentario en el Congreso de los Diputados en Madrid pretende hacer valer esa posición de privilegio, al pasar de 24 a 52 diputados en la Cámara Baja, para que en las Cortes Valencianas tengan mucho más eco sus proclamas e iniciativas, casi todas de corte ideológico. El posicionamiento de la formación ultra como tercera fuerza política de la Comunidad Valenciana, tras crecer 144.100 votos, 6,4 puntos y cuatro escaños (de 3 han pasado a 7), les concede la situación «ideal» -para los propios dirigentes de Vox, impensada hace unos meses- de tener una perfecta plataforma de lanzamiento de constantes baterías de medidas «en la defensa de la identidad valenciana, que es valenciana y española, frente a esa amenaza real que es el pancatalanismo independentista en Valencia, que fundamentalmente representan Compromís y sus satélites, y que consiente Ximo Puig». Así se pronunció ayer el cabeza de lista al Congreso por Valencia, Ignacio Gil Lázaro, diputado y senador del Partido Popular durante varias legislaturas y que desde abril de este defiende, en nombre de Vox, «el principal bastión» de la «identidad valencianista».
Gil Lázaro es uno de los siete diputados de la Comunidad Valenciana que la formación ultra tendrá en Madrid. Otros tres proceden de la provincia de Alicante, donde el apoyo ciudadano ha sido dos puntos superior al obtenido en la provincia de Valencia (al llegar al 19,68% que suponen 167.211 votos recogidos en las urnas de los municipios alicantinos). Y esa «victoria» entre provincias no la va a desaprovechar la dirección provincial de Alicante, que funciona como una gestora de manera provisional (hasta que se constituya el Comité Ejecutivo Provincial, conocido como CEP, en torno al mes de junio de 2020) y cuyos tres cargos más importantes están en manos de tres diputados autonómicos.
La síndica en las Cortes y presidenta provincial, Ana Vega considera que, dentro del equilibrio entre el Congreso y las Cortes, «cada uno tiene su espacio». Vega, que entró en las Cortes en las elecciones autonómicas de abril, es consciente de que «Madrid ha ganado peso», a lo que hay que sumar que «un partido que aboga por la supresión de las autonomías, no puede vertebrar su estrategia a través de un gobierno autonómico». Sin embargo, en la corta legislatura en el parlamento valenciano ya se ha demostrado sobradamente que Vox tiene su línea de trabajo muy marcada, con propuestas de calado ideológico, en asuntos sobre la lengua la violencia de género o las fuerzas de seguridad, que a partir de ahora tendrán más recorrido gracias a la gran ventaja que ha conseguido Vox al superar los 50 diputados en el Congreso. Esta cifra permite a un grupo parlamentario presentar recursos en el Tribunal Constitucional, a donde acudirán con frecuencia. De momento, Ana Vega insistió ayer que dos de las primeras acciones que llevarán a cabo desde las Cortes hacia el Constitucional serán los recursos contra la Ley del Plurilingüismo o la Ley de la Función Pública Valenciana, que, en opinión de Vega, «esconde el requisito lingüístico». Con medidas como esta, Vox piensa ser el tormento del Botànic, al tiempo que le quiere ganar la delantera al resto de la oposición, PP Cs y marcar la pauta entre las fuerzas de derecha. Hasta entonces, ayer, Ana Vega estaba «eufórica» a conseguir el tercer diputado, calificado de «heroicidad»porque suponía un gran salto de votos, pero ante la debacle de Cs, cantaron línea y bingo.
Un «cunero» que es asesor de Rocío Monasterio en Madrid será diputado de los ultraderechistas por Alicante
José María Sánchez, casi inédito en la provincia, es catedrático en la Universidad de Sevilla y ejerció de letrado en el Tribunal de la UE
Una de las incógnitas que quedaron pendientes en la noche electoral fue quienes son los nuevos diputados de Vox, esos «desconocidos», hasta 52 personas, con los que la formación que lidera Santiago Abascal ha duplicado ampliamente sus efectivos en el Congreso. Y entre esos nuevos parlamentarios hay dos diputados por la provincia de Alicante, porque no se puede hablar de dos «alicantinos». El número dos de la candidatura, por detrás del militar retirado, Manuel Mestre, es José María Sánchez García, natural de Madrid, de 55 años de edad, que ni vive en Alicante ni se le ha visto a penas en esta campaña electoral para el 10 de noviembre.
Sánchez, que ya ocupó este puesto en abril de este año sin fortuna, participó en un debate televisivo en Elche, acudió a un acto en Dénia y se le vio en la fiesta de fin de campaña, celebrada en un restaurante de la capital. La noche del recuento no la vivió en Alicante con el resto de candidatos y militantes, con compañeros de partido que, a día de hoy, saben poco de este catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla y juez en excedencia.
Despachos de abogado
En el currículum facilitado por Vox, José María Sánchez García ha sido socio de los despachos Baker&McKenzie, norteamericano, y Olswang, británico. Sin embargo, lo que más destaca es su etapa como letrado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, ubicado en Luxemburgo. Con este puesto ya fue candidato en las elecciones del 28-A, pero desde hace unos meses ejerce la labor de asesor en la Asamblea de Madrid de Rocío Monasterio, la polémica líder de Vox en esta comunidad.
El numero tres, Eduardo Luis Ruiz Navarro, que también ha logrado su acta de diputado, forma parte de Vox de Alicante desde 2017, y en actualidad se encarga de la vicesecretaría del Consejo Político. Es licenciado en Derecho y diploma de Estudios Avanzados. Miembro del Cuerpo Superior de Letrados de la Administración de Justicia, ejerce de secretario judicial. Además está vinculado a las universidades UA, UMH y CEU en los estudios de Grado en Derecho, donde realiza actividades de colaboración académica.
