No hay nada como una urna y unas elecciones para medir el estado real en el que se encuentra un partido político. Un buen resultado puede suponer un bálsamo para recuperar posiciones o afianzar una estrategia a la vez que un fuerte revés electoral puede acabar destapando los problemas que, mientras las cosas van funcionando, permanecen larvados bajo el manto del poder. Y estos comicios que se celebran hoy como segunda vuelta de los celebrados en el mes de abril junto a las autonómicas, constituyen un banco de pruebas de la situación de las grandes formaciones tanto en la provincia como en la Comunidad. Un termómetro de una escena política muy compleja en la que la izquierda gobierna con mucha más tensión el Consell en esta segunda versión del Botànic mientras que la derecha -al margen del fenómeno Vox- tampoco termina de cuadrar una salida a la decepción de las autonómicas y el vaso medio lleno de las municipales, con el oasis en el que se ha convertido Alicante y la Diputación para las marcas conservadoras. Las urnas pondrán a todos frente a su espejo.
PSPV-PSOE: Un doble reto
PSOEA los socialistas valencianos con Ximo Puig a la cabeza no les venía bien esta convocatoria una vez que el Botànic ya había echado a andar con más desconfianza, eso sí, que durante el primer mandato. Trastocaba las estructuras de un Consell pactado con Compromís y, sobre todo, con Podemos, con el que Pedro Sánchez dinamita puentes en Madrid. Para salir sin rasguños de este envite, los socialistas necesitan hoy dos cosas. Primero: seguir como fuerza más votada en toda la Comunidad y, si es posible, también en las tres provincias. Eso, unido al incremento de algún diputado, cerraría el círculo de un resultado que reforzaría a los socialistas. Segundo: que sus socios en el Botànic, Compromís y Podemos, consigan buenos números para entre los tres, sumar más escaños que la derecha y evitar generar más inestabilidad en el Consell.
PP: Alicante es la clave
PPEl PP de Isabel Bonig salió muy tocado de las elecciones autonómicas de abril con un resultado que le hacía retroceder tres décadas y que, a la vez, ponía a Ciudadanos, con Toni Cantó a la cabeza, con la opción de disputarle la hegemonía del relato oposición en el parlamento autonómico. Las municipales, sin embargo, le cambiaron la cara al PP, especialmente en Alicante manteniendo la capital y con la llegada de Carlos Mazón a la Diputación con un liderazgo territorial. Y la provincia es, en estos momentos, la gran esperanza de los populares para salir reforzados de este 10-N. Una victoria alicantina y crecer en escaños reforzaría al «lobby» provincial del PP en la renovación autonómica del partido y ofrecería la imagen de que los populares vuelven a ser la principal alternativa del bloque de la derecha.
Ciudadanos: Solo resistir
Pocos dudan de que Ciudadanos podría sufrir un fuerte retroceso. ¿Hasta dónde? Ese es el principal interrogante. Así que el objetivo de la formación de Albert Rivera para hoy es taponar la hemorragia. Hay un riesgo real de sumar sólo dos diputados en toda la Comunidad frente a los seis actuales. Y en Alicante de perder un escaño para dejar a Marta Martín en solitario en Madrid. Un desplome de ese calibre alimentaría las hostilidades entre el sector de Cantó, cuyo liderazgo quedaría en el aire, y la facción que encabeza Emilio Argüeso; dejaría al PP vía libre para liderar la oposición en las Cortes; y forzaría una reflexión sobre los acuerdos con los populares en diferentes instituciones. Resistir, a parte de salvar los muebles, facilitaría aplazar todas esas hostilidades.
Vox: Poner todo en cuestión
Vox: Poner todo en cuestiónIgual que los indicios apuntan, a falta de lo que digan las urnas, a un retroceso de Ciudadanos, esos mismos datos señalan una línea muy ascendente para Vox manejando a la perfección el argumentario más populista de la ultraderecha. El objetivo último de los de Santiago Abascal es superar los 50 diputados en toda España. Podrían llegar a a duplicar resultados en la Comunidad y Alicante. Pero la clave del día es llegar a ese medio centenar de escaños que concede la posibilidad de presentar recursos de anticonstitucionalidad sin contar con nadie. Eso daría un arma para redoblar la oposición al Botànic -es la estrategia que manejan en Vox- con impugnaciones constantes y bloqueo de la actividad legislativa con un papel cada vez más relevante para Ana Vega, la portavoz en las Cortes y persona muy próxima a Javier Ortega Smith. Un arma de destrucción masiva.
Compromís: Intentar recuperar
Las elecciones de abril les dejaron un regusto amargo. Cerca de 450.000 votos autonómicos que, el mismo día y a la misma hora, se convertían en apenas 170.000 papeletas para las generales con Joan Baldoví como único diputado. Ahora Compromís necesita firmar una imagen de recuperación con un avance en escaños. Entre uno y dos más es la esperanza de la coalición tras pactar con Errejón. Eso afianzaría a Compromís en su posición en el Consell y, sobre todo, tranquilizaría las aguas de la coalición de cara a los debates internos que se avecinan en los que, especialmente dentro del Bloc, se quiere poner sobre la mesa el futuro de la coalición como una organización única algo que no agrada a Iniciativa, el partido de Mónica Oltra.
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