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De anillos al dedo a las tensas esperas

En el Consell, la Diputación y el Ayuntamiento de Alicante miran al 10-N a la espera del balance de daños y de nuevas curvas

Y mientras pasa esta semana hacia las urnas, en algunas instituciones esperan al 10-N... por lo que pueda pasar. En el Consell, con esos datos en la mano, podrán hacer ya un primer balance de daños de los primeros meses de complicada legislatura de este Botànic II con el último episodio del conflicto con los presupuestos para 2020 aún latente. Los socialistas necesitan ganar con sus socios, además, sacando resultados aceptables que, en el recuento, permita trasladar que el bloque de izquierdas tiene un escaño más que la derecha. Pero gran parte de los focos, sin duda, están fijados en la Diputación.

Será postureo electoral, así lo sostiene parte del PP, o por diferencias en la gestión como se viene perfilando en estas semanas, pero lo cierto es que, a día de hoy, todos miran el nivel del retroceso de Ciudadanos como la clave para determinar si la formación naranja ensaya otra estrategia a partir de una debacle electoral que se pueda traducir en otras alianzas en el Palacio Provincial. «Todo puede pasar», admitía con cierta resignación un dirigente del PP buen conocedor de la situación en la provincia. Los socialistas, si pueden, están dispuestos a estudiar ese movimiento, incluso, ofreciendo la presidencia a Ciudadanos. Pero quizá haya que esperar, es una opinión dentro del PSPV, a ver si la distancia entre populares y el grupo de Ciudadanos se agranda con la elaboración del primer presupuesto, que se debe abordar ya.

En esta semana antes de las elecciones, el presidente de la Diputación, Carlos Mazón, coincidirá con el jefe del Consell, Ximo Puig, en la World Travel Market de Londres. Han cultivado una relación fluída. Pero ahora pueden venir curvas. Además, Mazón tendrá que afrontar este miércoles, en medio de la campaña, un pleno con temas que para el PP son incómodos como la justificación del dinero que se ingresó directamente a las cuentas del partido en época de César Sánchez. Con ese decorado, a Mazón le ha venido como anillo al dedo el episodio de la destitución de Manuel Bonilla como director de Suma. Estaba en la rampa de salida para el primer trimestre de 2020. Ha caído un poco antes de lo previsto, como apuntaría un buen estratega. El dossier con las supuestas irregularidades en contratos del organismo llevaba meses rodando por el Palacio Provincial hasta que llegó a manos del Fiscal.

Y Mazón lo aprovechó justo un día en el que había salido tocado del pleno de la Diputación por las críticas de Ciudadanos en el reparto de las obras provinciales. El relevo de Bonilla le sirvió para tapar, en parte, los ataques de sus socios y mostrarse ante Ciudadanos como un dirigente transparente.Esa necesidad le pone un listón muy alto. ¿Qué hará si imputan a uno de sus diputados? Y aún queda otro dirigente que mira al domingo. El portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de Alicante, Francesc Sanguino, a la espera de dos posibles destinos culturales dependientes del Gobierno que le saquen de la quema socialista en Alicante. Uno se le ha puesto imposible; el otro es factible. Dejaría un grupo partido en tres y, muy posiblemente, con Miguel Millana de portavoz. Halloween socialista.

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