Segundas partes nunca fueron buenas. Está por ver si el dicho es cierto y si en este 10-N los partidos alcanzan un acuerdo o se perpetúa el bloqueo en España. Serán las cuartas elecciones generales en cuatro años, en la que, además, será la segunda repetición de la democracia. Hoy arranca una campaña «exprés», la más corta de la historia, en un contexto político de crispación por la situación de Cataluña, la exhumación de Franco, el miedo a una nueva crisis económica y la previsión de que no exista una mayoría clara para formar gobierno. Estas claves del regreso a las urnas se suman al hartazgo de la ciudadanía. La decepción va en aumento al mismo ritmo que crece la bolsa de indecisos. Un punto de inflexión para los líderes políticos y también para los candidatos al Congreso por Alicante. En ese electorado centran sus esfuerzos Pedro Duque, César Sánchez, Marta Martín, Txema Guijarro, Manuel Mestre e Ignasi Candela, quienes afrontan esta segunda oportunidad desde Alicante con optimismo para apuntalar sus marcas como la solución al bloqueo y garantizar que sabrán ponerse de acuerdo para formar un gobierno estable.
Con una escenario volátil e incierto, la precampaña se ha alargado durante meses, prácticamente desde que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez dieron por fallidas sus negociaciones. Y ante este fracaso de la clase política, la convocatoria se está viviendo con un pulso mínimo, menos actos electorales y con mítines de asistencia moderada. Perfil bajo como respuesta al suspenso generalizado que han recibido, bien por no haber aprobado el examen o bien por no haberse presentado. Temerosos por la falta de movilización, los líderes no se prodigan en exceso y tampoco buscan llenos absolutos ni promesas imposibles. Se basan en hacer llegar las propuestas a través de la televisión o internet. Una nueva perspectiva de la campaña para llegar rápidamente a miles de hogares.
Esta agenda política ha estado marcada, sin lugar a dudas, por la situación de Cataluña tras la sentencia del procés que ha provocado protestas y altercados violentos de sectores independentistas. También ha estado presente el miedo a la recesión tras los datos macroeconómicos conocidos en las últimas semanas. Y exactamente en ese objetivo ha fijado su mirada el PP. Agitar el fantasma de una nueva crisis económica y el miedo a que los sectores más vulnerables resulten castigados. Estas dos ideas han sido el eje central sobre el que Pablo Casado ha hecho pivotar sus mensajes preelectorales con el mensaje de que es el PP el que está mas capacitado para pilotar la nave en ese escenario. La mayoría de las encuestas siguen sin dar una mayoría clara que facilite la gobernabilidad, a excepción de un CIS elaborado antes de la crisis catalana y por tanto de fiabilidad discutible, que augura la posibilidad de que el candidato Sánchez pudiera sumar mayorías con Podemos o Ciudadanos.
Por el contrario, el resto de sondeos dan como ganador al PSOE, pero con un número de escaños igual o inferior a los que obtuvo el 26 de abril. Pedro Sánchez ha fiado su estrategia al traslado de los restos del dictador Franco del Valle de los Caídos y al conflicto catalán, como explicitó en Elda el pasado viernes. Los sondeos coinciden en el fuerte crecimiento del PP que estaría cerca de los 100 escaños, el hundimiento de Ciudadanos que podría incluso caer a quinta fuerza política, mientras Unidas Podemos resiste a la baja y Vox se beneficia de una campaña de corte puramente ideológico, lo que le permite escalar según algunos sondeos hasta por encima de los 40 escaños para esta cita.
En la provincia de Alicante, la campaña «exprés» de estas elecciones generales del 10 de noviembre arrancó anoche con las tradicionales pegadas de carteles, cenas con militantes y simpatizantes y actos a pie de calle, para dar el pistoletazo de salida a ocho días intensos con la visita a la Comunidad Valenciana de los líderes nacionales de cinco de los seis partidos principales, a falta de la confirmación de Pablo Iglesias. Hasta el 10-N pasarán por Valencia, Alicante o Castellón los candidatos a futuro presidente del Gobierno: Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos), Santiago Abascal (Vox) e Íñigo Errejón, que concurre con la marca Més Compromís-Más País. De nuevo a la carretera. Dos de los aspirantes a La Moncloa que apuestan por centrarse en la Comunidad son Sánchez, junto a Andalucía, y Rivera, que también prestará gran atención a Cataluña, Madrid y Andalucía.
En Alicante, el PP confía en un empate a diputados con el PSPV y llega incluso a dejar la puerta abierta a superarles en votos. En el programa electoral con el que concurren a las generales se presentan como «sinónimo de pacto» y piden «sumar» en torno al proyecto que lidera Pablo Casado. Su gran opción es ganar un parlamentario en Alicante hasta empatar a cuatro con el PSPV. Los socialistas se han marcado el objetivo de repetir como primera fuerza provincial y autonómica sumando algún diputado en Valencia. «Votar socialista es votar al partido que puede desbloquear la situación política, que tiene un discurso valencianista y que hace realidad las necesidades valencianas», señalaba ayer el coordinador de la campaña del PSPV, José Muñoz. Mientras los sondeos anuncian que Podemos resistiría, Ciudadanos se asoma a una sangría de votos. Los dos tienen en riesgo al menos uno de sus dos escaños alicantinos.
La campaña ideológica que impulsa Vox puede favorecerle: optan incluso a un segundo diputado provincial. Para Més Compromís, esta nueva oportunidad junto a Errejón en esta cita cobra más relevancia, si cabe, después de quedarse sin escaño en abril y tener ahora la opción de recuperarse. Los partidos hicieron un llamamiento a la movilización para que participe en unos comicios en los que hay «mucho en juego», en referencia a los cinco parlamentarios que, a día de hoy, no están decididos. También en el conjunto de la Comunidad el resultado es crucial para dilucidar si el electorado de los socialistas, Compromís y Podemos se muestra firme y consolida el modelo del Botànic o si por el contrario la remontada del PP puede impulsar al bloque de la derecha y generar más estabilidad dentro del bando de la izquierda.
Ayer, el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, aseguró que una gran coalición con PP y Ciudadanos «no es una experiencia en principio deseable» porque la democracia «se sustenta fundamentalmente en la dialéctica entre la derecha y la izquierda». Por su parte, la presidenta del PP de la Comunidad, Isabel Bonig, animó ayer a los valencianos a unificar el voto en el PP «por todo lo que nos une que no es otra cosa que la misma bandera, un mismo proyecto y la libertad». A poco más de una semana del 10-N, arranca una campaña cargada de matices y más cautela en los comentarios. Salvo Vox, ninguno quiere difuminar su estrategia de la moderación. Eso sí, hay algo a lo que todos aspiran: evitar unas terceras elecciones.
