P La Comunidad Valenciana fue la primera que le tendió la mano. ¿Qué ha primado más, la complicidad de ideas o que sus seguidores no tengan una estructura en este territorio?

R No ha sido un acuerdo electoral. Desde hace mucho tiempo llevo viendo como una experiencia hermana lo que se desarrolló aquí con Compromís a lo ocurrido con Más Madrid. Cada experiencia adaptada a su territorio han sido muy similares y se han mirado con paralelismo, con mucho cariño. Por todos son conocidas mis complicidades personales, ideológicas y políticas, la buena sintonía que se notaba en campañas electorales y que se ha seguido mantenido con (Joan) Baldoví en el Congreso de los Diputados, o con Mónica (Oltra) cada vez que he venido aquí. Me hace ilusión que hagamos campaña juntos, no solo por los resultado que van a ir muy bien.

P ¿Qué aporta Més Compromís a la política que no haya dado hasta ahora Compromís?

R Es posible que haya gente que se identifique con nosotros, que haya seguido lo que hemos hecho y dicho. Y a esa gente le quiero decir que estamos aquí para ser más grandes y para hacer política útil. A la gente a la que le va la vida mejor, el bloqueo les puede fastidiar pero se lo pueden permitir. A los que tienen más dificultades para llegar a fin de mes, no se lo puede permitir.

P Una de las condiciones que puso Compromís para dar su apoyo a Pedro Sánchez fue aprobar un calendario para que en el plazo de un año exista una nueva financiación autonómica. ¿Que la Comunidad tenga una financiación justa es una cuestión de tiempo?

R Es cuestión de voluntad política. Y hay que juntar la financiación y la devolución de la deuda histórica. En realidad no hay sistema de financiación, hay una especie de mercado de bazar persa en el que según los equilibrios quien gobierna en cada territorio, se va repartiendo. Montoro inauguró una cosa muy fea por la cual se ponían a pelear a todas las comunidades autónomas cuando es el trozo de la tarta mayor, que se lo lleva la administración del Estado, el que se debe ir descargando hacia las comunidades y los municipios, que fueron los que cumplieron con los objetivos de déficit durante los años más duros de los recortes. Pues ahora, las comunidades autónomas que prestan el grueso de los servicios públicos, como la mitad de la dependencia, la educación o parte del transporte, son los que necesitan que vayamos hacia una segunda oleada de descentralización.

P ¿Que debe primar en el nuevo sistema de financiación, el peso poblacional de cada autonomía o las características particulares de ese territorio?

R Según las necesidades de cada sitio. En la España rural prestar servicios cuesta más, porque la gente esta más lejos. Eso también pasa en zonas despobladas de la Comunidad Valenciana. Y luego hay otra problemática con territorios que reciben menos de lo que se da. Hay que cuestionar el reparto entre territorios y agrandar la tarta en función de la prestación de servicios, que son la columna vertebral del Estado de Bienestar.