Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Silencios, miedos y problemas

Las lagunas de Casado, el hundimiento de Cs, los temores de Puig y Podemos, el discurso ideológico de Vox y los conflictos de Compromís marcan la carrera del 10-N

Silencios, miedos y problemas

Menos de quince días para que se abran las urnas en este segundo asalto de las generales para el 10-N. Campaña atípica con poco pulso electoral en la calle y que, de momento, tanto en la Comunidad como en la provincia está monopolizada por el bucle sobre el «procés» en Cataluña. Ese frente, ahora mismo y como apuntan los expertos, es el principal argumento de movilización por encima del golpe de efecto que supone sacar al dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Pero, sin embargo, los entresijos de esta carrera electoral para desbloquear la formación de gobierno en Madrid sugieren otras claves de esta cita con las urnas que ha tenido este pasado fin de semana a Alicante como epicentro de la campaña. Desde el pasado viernes hasta el domingo, pasaron por Alicante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, marcando la línea al jefe del Consell, Ximo Puig, en su posición sobre Cataluña en una improvisada comparecencia el sábado. Fue el mismo día que el máximo responsable del PP, Pablo Casado, reunió a la plana mayor de su partido en la Universidad de Alicante y que Santiago Abascal, el líder ultraderechista de Vox, protagonizó en IFA el que, con toda seguridad, será el mitin más multitudinario de esta campaña tan rara y difícil en la que Ciudadanos, el otro actor de la derecha, parece estar resignado a un mal resultado y ausente con un descolocado Albert Rivera. Hoy, además, llegará hasta Alicante Íñigo Errejón, socio electoral de Compromís, convencido de que la última semana se moverá una gran bolsa de indecisos dentro la izquierda que cogerá su papeleta en el último minuto.

Pero todas esas presencias y ausencias, a su vez, dejan interrogantes. Y no pocos sobre la posición de los partidos: sus puntos fuertes y sus desvelos respecto a unos comicios que, al menos sobre el papel, van a tener un gran beneficiado con el avance que todos los sondeos le vaticinan al PP. La visita de Casado, incluyendo la entrevista que concedió a este periódico, dejó sobre el tapete, al menos, tres evidencias. Primera, la incomodidad con la que se refirió a la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, con un Casado incapaz de trazar un mensaje concreto sobre la Dictadura y pasando de puntillas sobre un asunto que, fundamentalmente, favorece a los socialistas y a Vox. Segunda, la ausencia, después de los mandatos de Mariano Rajoy y de todos los episodios del «procés» catalán, de un relato desde el PP como solución del conflicto. Siguen instalados los populares en una visión sin salidas desde el partido más importante de la derecha española. Y tercero, en clave de la Comunidad Valenciana el PP tampoco ofrece una garantía clara sobre el nuevo sistema de financiación autonómica más allá de una mera declaración de intenciones. Está muy bien que desde la cúpula de Génova interioricen ese discurso en un territorio como la Comunidad, discriminado en el reparto de la financiación autonómica. Pero también que, de una vez por todas, pongan una fecha concreta para poner en marcha un nuevo modelo que acabe con uno que lleva caducado ya casi seis años.

Frente al PP, Ciudadanos intenta salvar los muebles con una movilización de «medio pelo» y la ultraderecha se jacta del éxito de un acto masivo en Alicante que catapulta a Vox hacia un incremento -todos dan por hecho que sumarán un segundo escaño provincial- pero que, sin embargo, no tapa el temor a un discurso puramente ideológico y lejano a la concordia. Un miedo parecido al de los socialistas. Por primera vez, el presidente Puig, un hombre proclive al diálogo en Cataluña, ha salido este fin de semana a atacar con dureza a Quim Torra por un documento que citaba a la Comunidad pero que no firmaba ni un solo partido valenciano de peso. Señal del nerviosismo en el PSPV, especialmente por el resultado de Alicante, como también ocurre en Podemos, pendiente de un escaño en la provincia. ¿Y Compromís? Vive preocupado por el limitado «efecto Errejón» y con el problema del Bloc, con unas bases que el domingo pasado en el Aplec al Puig pedían libertad para los presos catalanes. Todas las respuestas, el 10-N.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats