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Pedro Sánchez se agarra al «procés» catalán y a Franco para movilizar a sus votantes el 10-N

El candidato socialista dedica casi la mitad de su intervención en Elda a la crisis en Cataluña y al dictador en su primer acto público tras sacarlo del Valle de los Caídos

Pedro Sánchez y Ximo Puig durante el mitin celebrado en el pabellón azul de Elda ante la presencia de un millar de personas. áxel álvarez

La exhumación de Franco y el conflicto en Cataluña se han convertido, a poco más de quince días de la jornada de votación del 10-N, en el principal activo electoral de los socialistas para intentar movilizar a sus votantes. Casi la mitad de la intervención que el presidente del Gobierno en funciones y candidato socialista, Pedro Sánchez, ofreció ayer ante un millar de personas en Elda, fue para estos dos asuntos. Quince minutos en total. Nueve para Franco y seis para el «procés». Fue su primer acto público tras el traslado de los restos del dictador del Valle de los Caídos y la visita que posteriormente realizó a la pared donde fueron fusiladas las Trece Rosas. Los argumentos que dio para llamar al electorado de izquierdas a las urnas se basaron, durante gran parte del discurso, en el triunfo que en su opinión ha supuesto la separación del «verdugo» Franco de sus víctimas.

Templanza es sinónimo de fortaleza. Sin aspavientos. Así defendió el secretario general socialista su postura ante las elecciones, lanzando en Elda un mensaje contra el franquismo. Fue en una ciudad elegida para el mitin con una gran carga de simbolismo: la última sede del gobierno republicano y en la que se exhibe, además, la vara de mando de Manuel Azaña. El propio alcalde, Rubén Alfaro, durante su intervención de bienvenida, se encargó de recordar que desde Juan Negrín en los últimos días de la II República en 1939, ningún otro presidente del Gobierno en activo había pisado Elda. Y es que desde el pasado jueves hay un nuevo factor que puede cambiar los resultados electorales: acabar con el último símbolo del franquismo. Fue una promesa a la que Sánchez se comprometió cuando llegó a la Moncloa y que ya se ha convertido en su principal baza electoral de cara al 10-N.

Consciente de esa realidad, el presidente confesó su «orgullo y emoción» por la cantidad de veces que los ciudadanos le han dado las gracias en los últimos días. En plena efervescencia del mensaje antifranquista, el líder recordó las miserias de la época y de un país «homófobo, aislado y que discriminaba a la mujer» frente a la España actual que «es un referente al ser de los primeros países en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo». Sin duda, este hecho marcará la historia de España pero también la próxima cita electoral. El episodio vivido el pasado jueves fue, en su opinión «una gran victoria para la democracia española». Acompañado por el jefe del Consell, Ximo Puig; el ministro Pedro Duque; el mencionado Alfaro; y la diputada Patricia Blanquer, Pedro Sánchez reivindicó un gobierno progresista y estable tras la convocatoria del 10-N frente al «menú indigesto de la derecha que ofrece corrupción de aperitivo, recortes de primer plato y de postre una alianza con la ultraderecha».

El presidente del Gobierno sigue intentando pescar en la bolsa de electores en estampida de Ciudadanos. Definió a Albert Rivera como un «liberal ibérico» al venir a decir que no le interesaba la exhumación de Francisco Franco por nacer en democracia. Bajo el punto de vista del líder socialista, esta actitud equivale a que un alemán sostenga que no le importa el Holocausto nazi porque nació después de 1945, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. También reivindicó el modo en que su gobierno ha ejecutado la exhumación de Franco, cuyo féretro fue sacado a hombros únicamente por su familia en el más absoluto silencio y vacío, a diferencia del multitudinario entierro que tuvo en el mismo lugar en 1975. «El respeto es la diferencia entre nosotros y ellos, entre la democracia y la dictadura», zanjó Pedro Sánchez.

Como segundo tema prioritario, el candidato socialista se centró en analizar la situación en Cataluña y exigir a Quim Torra que, antes de establecer un contacto, debe hacer una «llamada a la convivencia», una condena de la violencia y una defensa de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Según Sánchez, en Cataluña «hay espacio suficiente para resolver desde el diálogo una crisis de convivencia» aunque siempre desde el respeto a la ley, y volvió a pedir al presidente catalán que «se desmarque de la violencia y hable con la Cataluña no independentista». Ante la situación vivida en España por la falta de gobierno, Pedro Sánchez presentó a su partido como el único capaz de garantizar el desbloqueo y se comprometió a crear un nuevo Ejecutivo en diciembre y presentar unos nuevos presupuestos en el primer trimestre de 2020. Pero, de momento, Cataluña y Franco son los agitadores de la movilización electoral socialista.

Sobre el conflicto catalán, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, reconoció que a los valencianos «nos duele Cataluña», a la que definió como una «comunidad vecina que cuenta con una cultura común y con la que mantiene una vinculación económica: es el territorio al que más compramos y al que más vendemos», dejando claro ante los asistentes que este territorio «tiene un proyecto propio pero claramente vinculado a España». Hubo dos referencias en clave autonómica. Una que realizó al presidente Ximo Puig para destacar el papel de Elda en la industria zapatera como un gesto para la grave crisis que padece el sector. Y otra, al final del discurso y casi sin darle importancia, para que Pedro Sánchez volviera a prometer, como hizo hace unas semanas en València, un nuevo sistema de financiación autonómica pero sin detalles, ni ningún tipo de plazo. Y es que eso, ahora, no vende.

«Todos los ministros nos llevamos más o menos bien», dice Pedro Duque

Pedro Sánchez tuvo como «telonero» en el mitin a su ministro de Ciencia y Universidades, Pedro Duque, quien aseguró que el Consejo de Ministros del que forma parte es «el único» que ha visto «donde la gente se lleva más o menos bien» y actúa coordinado. Duque reconoció que cuando recibió la oferta de Sánchez de incorporarse a su gabinete él se creyó que el líder del PSOE «de verdad quería cambiar España» y estaba llamando a personas que pensaba que podían ayudar a este objetivo. El ministro, cabeza de lista al Congreso por Alicante, arrancó las risas del auditorio cuando reconoció que sintió alivio de que le precedieran Rubén Alfaro y Patricia Blanquer «Yo soy más moderadito», apuntó.

Encuentro con alcaldes de la Vega Baja tras el temporal

Los ediles de las poblaciones más afectadas trasladan al presidente del Gobierno en funciones sus exigencias

Pedro Sánchez se reunió ayer con alcaldes de la Vega Baja, se preocupó por su situación actual tras el temporal y volvió a trasladar el apoyo del Gobierno de España a los municipios y familias afectadas por el temporal. Los alcaldes valoraron el gesto y explicaron sus necesidades y reivindicaciones. Por otro lado, en el exterior del pabellón, durante todo el mitin, un grupo de miembros del sindicato de policía Jusapol protestó por sus condiciones laborales con sirenas para generar ruido. También la asociación Tu Abandono Me Puede Matar acudió al mitin en Elda para tratar de explicar sus reivindicaciones a dirigentes socialistas.

El colectivo de trabajadores penitenciarios pide la equiparación salarial respecto a los funcionarios de prisiones de la comunidad de Cataluña, el reconocimiento como agentes de la autoridad, que se cubran las más de 3000 vacantes existentes, mejora de la formación y de las condiciones de seguridad y protección ante las agresiones.

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