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«La sentencia del 'procés' catalán afecta al derecho ciudadano a una protesta pacífica»

Rosell vuelve a ser candidata al Congreso sabiendo que el juez Salvador Alba ha sido condenado a seis años y medio de cárcel por conspirar contra ella

Victoria Rosell en la sala de exposiciones de INFORMACIÓN. JOSE NAVARRO

Después de su particular odisea entre el espacio judicial y político, la pregunta es sencilla, ¿cómo se encuentra?

Bien. Es imposible borrar el dolor, sobre todo el que no es propio y se causa al entorno. Una da el paso y asume ciertos riesgos aunque desde luego no lo que me pasó a mí. Pero lo que no esperas es hacer sufrir al entorno familiar. Sin embargo tiene una alegría. La gente me felicita por una victoria colectiva sobre las cloacas y la corrupción del Estado. Librar a tu propia sociedad de un juez corrupto es un gran triunfo para toda la gente. Si un político corrupto o un policía corrupto pueden hacer daño, un juez puede hacer un daño todavía superior.

Esta semana ha intervenido en Elda y València en actos de Unidas Podemos

Mi motivación es anterior. Como jueza ya lo hacía. Yo tenía un discurso anticorrupción, feminista y pro derechos humanos. Es muy significativa la palabra «cloaca» por cuyas cañerías de un Estado en B o un Gobierno en B se nos desangran los presupuestos. Es evidente que no compramos tornillos a seis euros, eso es pura corrupción. Lo bueno es que ya existe una tolerancia muy inferior con la corrupción. Eso va calando y nos dignifica como sociedad. Las cloacas nos han golpeado en la cara a quienes lo denunciamos y a la gente corriente, sobre todo, si son afectados por la crisis.

En su caso, un juez, parece que alentado por un político, denunció a otra jueza y al final ha sido condenado por conspirar contra ella. ¿Este no es mejor ejemplo para que la ciudadanía confíe en la Justicia?

O sí, porque hemos sido capaces de aislar a una oveja negra. El camino ha sido y el corporativismo se inclinó más hacia él por ser un hombre tan marcadamente conservador que ha hecho fotos con Ortega Smith. Pero la gran alegría fue con el escrito de acusación del fiscal jefe. Ahí fue cuando vi que estábamos a punto de ganar.

Al juez Alba le han caído una pena de 6 años y medio, más 18 de inhabilitación. ¿Suficiente?

No resarce pero me conformo, sobre todo la «perdida del cargo que ostenta». Esas cinco palabras para mí son esenciales. Y es paradójico porque Alba era un juez muy carcelero, fuerte con los débiles y débil con los fuertes.

Y mientras, al exministro Soria, esta sentencia ni le ha rozado. ¿Debería ser juzgado?

Soria está nombrado en la sentencia diez veces. Todo el mundo coincide en que «se ha ido de rositas». Creo que los hechos deberían ser investigados, para ver quien indujo a quien, pero eso ya no me corresponde a mi.

¿Qué le ha parecido la sentencia del «procés» catalán?

Estoy sorprendida por la dureza de las penas. Yo confiaba que se descartara tanto la rebelión como la sedición y que hubiera una condena por desobediencia grave al Tribunal Constitucional y, en su caso por malversación, y han condenado por una responsabilidad muy solidaria. Pero estoy de acuerdo con algunas voces jurídicas que, sin hacer un análisis con las tripas, han estimado que se ha hecho una interpretación muy extensiva de la sedición, que puede afectar el derecho ciudadano a la protesta pacífica. Y por supuesto, cualquier uso de la violencia está injustificado y el que la utiliza pierde por completo la razón.

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