Sesenta y cinco millones de euros menos para la promoción turística y para la mejora de las técnicas de ahorro agua, y que los recursos hídricos de los que dispone la agricultura sean más eficientes. Y todo con el Brexit a la vuelta de la esquina, el agua desalada a precios de «Möet Chandon» para la agricultura, y con la crisis climática poniendo contra las cuerdas los trasvases de agua. No se trata de matar al mensajero, pero al conseller de Hacienda, Vicent Soler, le deben estar silbado los oídos desde anteayer, después del anuncio de los recortes presupuestarios que golpean a dos sectores clave en la economía de la provincia, castigados ya desde hace años por la falta de un respaldo efectivo de la Administración, en este caso concreto de la autonómica. A falta de una nueva salida al rescate del presidente Ximo Puig, el futuro que espera a turismo y agricultura no es nada positivo.
Desde el anuncio de la salida del Reino Unido de la UE -sea duro o menos duro, el Brexit afectará negativamente al valor de la libra, la moneda de los tres millones de británicos que vistan la Costa Blanca todos los años-, no hay hotelero que no haya pedido un incremento del esfuerzo promocional en el Reino Unido. Guste o no guste, es el principal mercado emisor de turistas, y todos los demás grupos de visitantes extranjeros son complementarios, no alternativos, por mucho noruego que se vea por Alfaz del Pí. Pues bien, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, se encuentra ahora con que el tajo a la ordenación y la promoción del Turismo será de 57 millones de euros, repartidos por todas las consellerias que tienen relación con el sector por aquello de la transversalidad. Si el turismo británico falla, la Costa Blanca se tambalea y ahora es el momento de centrar los esfuerzos para la promoción de un sector que representa el 15% del PIB.
Tradicionalmente, el turismo ha tenido resortes suficientes para afrontar todas las crisis que se le han venido encima, pero la situación actual es más complicada, incluso, que hace unos años. La presión de los apartamentos (legales e ilegales), que han captado ya este año a ese contingente de turistas británicos que se mueven por precio y han dejado de ir a los hoteles, el Brexit, la recuperación de Túnez y Turquía, el cambio que hay en el perfil de las vacaciones de los turistas, que prefieren viajar más durante el año con menos pernoctaciones y a diferentes destinos y, no es un chiste, también la crisis climática, que regala veranos cálidos en el centro de Europa, obligan a aumentar las acciones de promoción, por el Consell.
Y si el turismo es un motor económico, no lo es menos la potente industria hortofrutícola alicantina de la que dependen miles de empleos y que está hoy casi al borde del k.o. por no tener asegurado el suministro de agua. La inoperancia de la Generalitat y el Ministerio de Agricultura para fomentar la reutilización del agua residual depurada en el sector agrícola provoca que sólo dos de las 180 plantas operativas en la provincia, en concreto, las estaciones de Rincón de León en Alicante y la estación de Benidorm, dispongan de un sistema terciario avanzado, que incluye la desalinización y un sistema integral de microfiltración bacteriológica para el uso del caudal sin peligro.
A esto se une que salvo la planta de Benidorm, conectada con las comunidades de regantes del entorno, la falta de infraestructuras de transportes impide, por ejemplo, que el caudal de Rincón de León pueda llegar a Elche o al Medio Vinalopó. Y todo, pese a que todos los expertos y la propia Administración subrayan que la reutilización del agua residual depurada debe incrementarse e incorporarse al conjunto de recursos para combatir la carencia de recursos. Pues bien, el Consell anuncia ahora un recorte de ocho millones de euros en los planes para mejorar la producción agraria y depuración y saneamiento. Para nota.
