El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aprovechó su discurso institucional del 9 d'octubre para mantener la presión a Madrid en la exigencia de un modelo de financiación autonómica que acabe con la discriminación que sufre la Comunidad Valenciana con el actual sistema. Un trato que afecta, dijo, a los servicios públicos que son competencia del Consell como la Educación, la Sanidad o la Politica Social. Pero el epicentro de su mensaje se trasladó, en esta ocasión, a la crisis que padece España con el bloqueo político en Madrid y que obligará a la repetición electoral del próximo 10-N: "Necesitamos ya que España salga de la parálisis institucional", subrayó en clave política.

Puig arrancó su discurso con otro gesto hacia las tierras de la Vega Baja arrasadas por los efectos del temporal. Y, como hizo el lunes en la primera parte de este 9 d'Octubre celebrada en la Lonja de Orihuela, comprometió los esfuerzos de la Generalitat para reconstruir la comarca, un mensaje que viene repitiendo en los últimos días pero que volvió a trazar en el acto más institucional de la agenda política de la Comunidad Valenciana. "Hoy comienza el tiempo de la esperanza", dijo citando a Miguel Hernández en una intervención que arrancó con un pasaje en castellano para enfatizar la alusión a la Vega Baja y que luego continuó en valenciano.

Junto a la reclamación de un trato justo desde Madrid o a poner en valor la pluralidad de la sociedad valenciana y la estabilidad, dijo, que ha supuesto el primer Botànic en la reconstrucción con "honradeza" de la Comunidad tras los efectos de los casos de corrupción, puso otro foco en un su mensaje a menos de un mes para las nuevas elecciones generales: la crisis política que se vive en España. Puig reivindicó el diálogo y la "palabra" para tender puentes en la política, algo que consideró clave para garantizar la democracia. "Necesitamos una España que salga ya de la parálisis institucional. Necesitamos de un gobierno estable y de un parlamento que entienda la diversidad terrotorial y garantice la igualidad entre los españoles", dijo.

El jefe del Consell rechazó las tendencias "recentralizadoras" y, en ese punto, advirtió que del reconocimiento de la diversidad de España con el reconocimiento del papel de las autonomías depende el futuro del Estado. "La paciencia tiene un límite. España necesita asumir que las singularidades son una riqueza. La igualdad real entre personas constituye el único camino para un proyecto común", apuntó para mostrarse convencido que, en el arranque de esta legislatura, esta segunda versión del Botànic podrá iniciar, tras cuatro primeros años de explicitar el problema valenciano como un parte de la agenda política, un proyecto que tenga como ejes la integracion social, la emergencia climática y el crecimiento. "Un nuevo renacimiento", detalló.

En todo caso, aunque utilizó esos elementos nuevos, Puig puso énfasis también en la reclamación de la financiación autonómica, el que sigue siendo a día de hoy gran problema de la Comunidad. "Los valencianos llevan años, muchos años, reclamando un sistema de financiación autonómica que haga viable el autogobierno y asegure el trabajo y el bienestar que merecemos", exigió citando avances para situar la cuestión en el debate estatal pero que, admitió en todo caso, son insuficientes. Eso sí comprometió responsabilidad para seguir reivindicando en función, únicamente, del "interes general" del pueblo valenciano al tiempo que criticó, en alusión velada a Madrid, la deslealtad de aquellos territorios que se han convertido en paraisos fiscales con menos impuestos al disponer de mejores condiciones de financiación.

En su discurso de bienvenida al acto institucional, la vicepresidenta del Consell y líder de Compromís, Mónica Oltra, puso en valor el escenario del Saló de Corts en el que se celebra el 9 d'Octibre como símbolo del autogobierno y destacó la "singularidad" de los valencianos, dijo, como ciudadanos de Europa y del mundo. Oltra comprometió la "obligación" que tiene la administración de garantizar la igualdad de oportunidades y el respeto ambiental. "Trabajamos por una Comunidad que garantice el bienestar de la gente que vive aquí", subrayó Oltra antes de exigir, para poder cumplir con ese mandato que tiene el gobierno valenciano, la mejora de la financiación autonómica. "Queremos tener las mismas expectativas que el resto de ciudadados de España. Y eso supone que tengamos un trato justo como símbolo de igualdad", aseguró.

Fue Oltra la que, en su calidad de secretaria del Consell, la que ejerció de maestra de ceremonias y fue llamando a los distinguidos durante esta jornada del 9 d'Octubre. Entre los premiados, como se recordará, los servicios de Emergencias que han participado en la respuesta a los efectos del temporal que arrasó la Vega Baja a mediados de septiembre; los alcoyanos Camilo Sesto -a título póstumo y que recogió una de sus sobrinas- y la coreógrafa Sol Picó, que no pudo acudir a la cita; la deportista benidormense Liliana Fernández Steiner; Aurelia Bustos, investigadora contra el cáncer del Hospital de Sant Joan d'Alacant; a la Caja Rural Central de Orihuela; a la empresa social "A Puntadas" de Elche; o a la patronal autonómica CEV.

En una convocatoria, como siempre, de marcado carácter institucional, el aplausómetro de la entrada lo ganó por goleada el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, al resto de los miembros del Consell. Uno de los puntos de atención estaba en la presencia del presidente del PP, Pablo Casado, Difícil de encajar en el protocolo toda vez que, en estos momentos, únicamente es un diputado en el Congreso. Casado, como apuntaron diversas fuentes, no quería sentarse junto a la lìder de su partido, Isabel Bonig. Pero eso suponía un problema para ubicarlo en el Saló de Corts.

Finalmente, los servicios de protocolo de la Generalitat colocaron a Casado en un lugar de relevancia de la primera fila entre el Ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y del delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio. Un lugar que, quizá, sobrevaloraba a Casado pero que, sin embargo, evitaba un problema. Algo que se evidenció durante la intervención de Oltra. Fue al único de los que estaban sentados en esos lugares de más relevancia al que no citó aunque luego Puig trató de arreglarlo y se refiró a él como "jefe de la oposición".

Estaba Casado, por ejemplo, en la misma fila que el alcalde de València, Joan Ribó. Y justo por delante de los senadores Joan Lerma y Alberto Fabra, los únicos dos presidentes de la Generalitat que están en condiciones de exhibir el cargo que han ocupado frente a los otros tres -Eduardo Zaplana, José Luis Olivas y Francisco Camps- que están envueltos en procedimientos por corrupción. Los himnos para poner punto y final al acto institucional sonaron, en esta ocasión, interpretados por solistas de la Orquesta Sinfónica del Adda, como ocurrió en Orihuela.

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