A mediados de junio, cuando Ximo Puig anunció el nombre de las personas que formaban parte del Consell de la Generalitat, la cuota alicantina se elevó hasta cinco consellers, incluido un vicepresidente. Esta cifra prometía una buena dosis de poder de la provincia en el autogobierno valenciano pero, a medida que se han ido bajando escalones, con los secretarios autonómicos y los directores generales, el cupo se ha diluido hasta llegar a un porcentaje mínimo de representación, que difícilmente supera el 15% con respecto al conjunto de los altos cargos del Consell.
Si nos ceñimos al volumen total de máximos representantes de la Generalitat, de los 137 altos cargos que forman el organigrama, tan solo 21 de ellos son alicantinos, lo que supone un 15,3%. En el caso de los consellers, la continuidad de Ana Barceló y Rafa Climent junto a la llegada de Rubén Martínez Dalmau, Mireia Mollà y Carolina Pascual Villalobos, suponían que más de 40% del Consell era «alicantino». Pero hasta aquí ha llegado «la pica en Flandes». De los 12 subsecretarios, uno por conselleria, tan solo uno es de la provincia de Alicante (el contestano Rafael Briet, que ostenta la Subsecretaría de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, ubicada dentro de la Conselleria de Política Territorial que dirige Arcadi España).
Y de los 29 secretarios autonómicos, únicamente dos (la que fuera edil en Alcoy Blanca Marín, secretaria autonómica de Comunicación, y la alteana de Compromís Inmaculada Orozco, secretaria autonómica de Política Territorial, Urbanismo y Paisaje) ayudan a que el porcentaje roce un escaso 7%. En lo que respecta a los directores generales, con 13 alicantinos de 84 responsables (un 15,4%) la media cumple el baremo final, que indica que de cada 100 altos cargos, tan solo 15 están vinculados a tierras alicantinas. Si consideramos que la provincia de Alicante y sus más de 1.800.000 habitantes suponen el 37% de la población de toda la Comunidad, que traducidos en la distribución de escaños en las Cortes son 35 diputados frente a los 40 de Valencia o los 24 de Castellón, el reparto sigue sin cuadrar. La ansiada vertebración territorial no se consigue en cuanto a la contribución que Alicante realiza al Consell.
Directores generales
En concreto, los directores generales son, en Presidencia de la Generalitat, el ilicitano Antonio Torres (Relaciones con las Cortes), la alcoyana Zulima Pérez (Coordinación del Diálogo Social), la alicantina Ana Berenguer (Análisis y Políticas) y el vilero Herick Campos (Turismo). En la Vicepresidencia segunda y Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática, aparecen Jaume Monfort, de Gata (Calidad, Rehabilitación y Eficiencia Energética) y la alcoyana Nuria Matarredona (Innovación Ecológica en la Construcción). En la Conselleria de Justicia, Interior y Administración Pública, Yolanda Parrado, madrileña de nacimiento pero afincada en Alicante desde niña, es la directora general de Planificación Estratégica, Calidad y Modernización de la Administración Pública. En Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, la Dirección General del Agua sigue en mano de Manuel Aldeguer (Guardamar) y la Dirección General de Transición Ecológica la ha asumido el ilicitano Antonio García.
Por último, en Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, el eldense Iñaki Pérez Rico es el director general de Calidad Democrática, Responsabilidad Social y Fomento del Autogobierno, mientras que en la conselleria de nuevo cuño, Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, cuya sede se debe asentar en Alicante (en dependencias de la Ciudad de la Luz), hay tres alicantinos: Carmen Beviá (Ciencia e Investigación), la exedil Sonia Tirado (Innovación) y Pedro Pernías (Avance de la Sociedad Digital).
Sin representación
A la vista de todos estos datos, cabe resaltar que en tres consellerias, dos dirigidas por Compromís y una por el PSPV-PSOE, no hay ningún alicantino entre sus altos cargos. En la Vicepresidencia y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, que dirige Mónica Oltra, la Conselleria de Hacienda y Modelo Económico, de Vicent Soler, y la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte, con Vicent Marzà, no aparecen alicantinos en sus equipos directivos. Al menos esta ración se cubre en Sanidad y Economía Sostenible con sus dos titulares, Ana Barceló y Rafael Climent, respectivamente.
Por consellerias, la que más alicantinos tiene entre sus altos cargos es Presidencia, con 5, seguida de Innovación (4), Vivienda (3), Agricultura (3), Política Territorial (2), Justicia (1) y Participación (1), además de las mencionadas Sanidad y Economía, también con uno. De este modo destaca que sea Presidencia la que presenta un porcentaje mayor, con 5 altos cargos de los 20 totales, lo que supone una cuarta parte, seguida de la nueva conselleria de Innovación, que por primera vez en la historia tendrá su sede en Alicante. Con la profesora de la UA, Carolina Pascual al mando de esta cartera, no es de extrañar que cuente con cuatro alicantinos, vinculados en gran medida al mundo universitario a través de la UA y de la UMH, que en un futuro deben tener su despacho cerca de casa y no en la ciudad de València.
Esta distribución de altos cargos también tiene su reflejo desde la órbita de cada uno de los tres partidos que forman el Botànic. De la terna de socios, es el PSPV-PSOE en el que tiene más representantes a nivel global, porcentaje que se traslada a la provincia de Alicante. De la «plantilla alicantina» de 21 altos cargos, 13 de ellos han sido elegidos por el Partido Socialista (61,9%), cinco por Compromís (23,8%) y tres por Unidas Podemos (14,3%). Dentro de todo el conjunto de los 137 altos cargos, con el componente del mestizaje que combina cargos de diferentes partidos en la misma conselleria, el PSPV-PSOE y Podemos han apostado por más alicantinos para asumir responsabilidades que Compromís, que ni siquiera llega a la paupérrima media de poder «de la terreta».
