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Otro 9 d'Octubre igual... (o todavía peor)

La Comunidad vuelve a llegar a una de las fechas clave de su agenda sin solución al trato que recibe del Estado

El presidente Puig y Pedro Sánchez, en el 9 d'Octubre de 2018. efe

Faltan apenas 72 horas para otro 9 d'Octubre. En esta ocasión, acertadamente, la efeméride que recuerda la entrada de Jaume I en la ciudad de València se celebra con dos actos institucionales. Uno organizado a medias entre la Generalitat y la Diputación marcado ya en el calendario para el martes 8 en la Lonja de Orihuela como un gesto tras el temporal que arrasó la Vega Baja a mediados de septiembre. Y otro de carácter más solemne con la entrega las distinciones anuales y los discursos de más calado que, como es tradicional, se celebrará el mismo día 9 en el Saló de Corts del Palau de la Generalitat. Hace un año ya, por tanto, de una imagen histórica. La presencia, por vez primera, de un presidente del Gobierno en el acto más simbólico de cuantos se celebran en la agenda política valenciana. Fue Pedro Sánchez, hay que decirlo, el que se sentó junto a Ximo Puig y compartió escenario con los consellers de Compromís con Mónica Oltra a la cabeza. Entonces, al presidente del Gobierno, tras derrotar a Rajoy en una moción de censura, recibir votos desde la izquierda no le quitaba el sueño.

La intervención del presidente del Gobierno, aunque histórica por lo inédita, fue decepcionante, como recogió en su crónica este periódico. Ni un triste compromiso para dar respuesta a la sensación creciente de que desde Madrid no se concede a los valencianos un trato justo ni en la distribución de las inversiones ni tampoco con la financiación. Vaguedades y filosofía. Desde la pata socialista del Consell, sin embargo, le disculparon justificando que un escenario institucional como el del 9 d'Octubre no se correspondía con un discurso contundente y valoraron la referencia genérica que realizó Pedro Sánchez en su alocución. Ocurre, sin embargo, que un año más tarde todo continúa igual...

La inestabilidad política en Madrid con los socialistas incapaces de formar gobierno ha impedido poder aprobar un presupuesto, después de que el PP, Ciudadanos y los independentistas catalanes tumbaran unas cuentas en febrero que favorecían a la Comunidad y en las que Alicante mejoraba aunque no lo suficiente. Ahora, por tanto, seguimos con las peores inversiones de la historia. Las que dejó en herencia Cristóbal Montoro en los últimos presupuestos del PP de 2018. Pero es que, encima, Pedro Sánchez no ha movido ni un dedo por la reforma de la financiación, con un modelo caducado desde enero de 2014. En València, esta misma semana y ya en campaña, Sánchez prometió abordar el cambio de sistema en cuatro años pero sin poner una fecha concreta. A cambio, ha comenzado a repartir «aguinaldos» electorales que alivian la tesorería del Consell pero que son la evidencia de un sistema injusto para la Comunidad y que funciona a discreción del gobierno de turno. Así que, a lo mejor, no estamos igual que hace un año... sino todavía peor.

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