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Análisis

Paisaje tras la primera gran batalla en la Diputación

La moción para investigar la catástrofe de la Vega Baja apuntala el papel político de Mazón pero arroja dudas sobre el equipo del PP y Ciudadanos, desnuda a los socialistas y permite a Fullana encabezar la oposición aunque lastrado por la mala imagen de Compromís en la crisis

El presidente de la Diputación, Carlos Mazón, con Toni Francés, alcalde de Alcoy y portavoz del PSPV. Álex domínguez

Acaba la semana en la que la Diputación ha vivido su primera gran batalla política desde que arrancó este mandato de la presidencia de Carlos Mazón con la moción conjunta de los cuatro grupos -PP, PSPV, Ciudadanos y Compromís- que abre la vía a investigar la responsabilidad de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) en la catástrofe originada por el impacto del último temporal en la Vega Baja. Una batalla que ha servido, sin ninguna duda, para dibujar el paisaje político en el que se va a mover la institución provincial al menos durante esta primera mitad del ciclo político. Al margen de que en un asunto de este calado los grupos estaban abocados a un gran acuerdo y de la tensión que generó el «teatrillo» para protagonizar ese consenso, el debate que se originó durante las 48 horas previas al pleno de Diputación y a lo largo de la propia sesión marca el primer rumbo que han decidido tomar los pilotos tanto a la derecha como por la izquierda.

Empezamos por el gobierno. En el grupo del PP y en el conjunto del equipo que comanda la institución, incluyendo a Ciudadanos, ya ha quedado claro y meridiano que el único liderazgo posible depende de Carlos Mazón. El presidente de la Diputación había anunciado a bombo y platillo que sería la alcaldesa de Almoradí y diputada, María Gómez, la que defendería esa moción en el pleno provincial. Pero fue al final el propio Mazón el que se arremangó en el debate y en la negociación del texto definitivo de la propuesta con el socialista Toni Francés y con Gerard Fullana, portavoz de Compromís. Todo eso contiene, sin duda, una parte positiva para el presidente de la Diputación. Su voluntad de que la corporación provincial -la principal sede política de Alicante, la provincia más importante de España que no es capital autonómica- sea algo más que un centro para tramitar subvenciones y a su vez pueda ejercer un rol que le permita poder impulsar debates en temas de relevancia para la provincia, como ha ocurrido con este asunto.

Pero, ojo, este episodio también deja un rastro, como mínimo, preocupante para el gobierno de la Diputación. Carlos Mazón ha podido testar con un baño de realidad a su equipo. Ya sabe que, quizá, salvo Adrián Ballester y Eduardo Dolón para asuntos puntuales de Turismo, tanto la mayoría de sus diputados como del grupo de asesores que le rodea genera ciertas dudas y transmite debilidad. La tortuosa redacción inicial de la moción protagonista de este primer debate o el enfoque de un discurso que aún no tiene en cuenta que ahora el PP ya no controla el Consell, sin ir más lejos, son una buena muestra. Lo tendrá que ir puliendo en este arranque de mandato con mensajes claros y contando con nuevos efectivos en su círculo si quiere trazar un relato potente para la segunda parte de este ciclo. La otra pata del gobierno que forman los dos diputados de Ciudadanos sigue todavía encantada de haberse conocido. No sin un giro de habilidad, Mazón reconvirtió la exigencia de Toni Cantó para cerrar el acuerdo con competencias de peso en una maraña que tiene entretenidos a Julia Parra con las «fotos» de Cultura y a Javier Gutiérrez en el encaje administrativo del reparto de obras. Eso les ha dejado completamente fuera de juego en este primer gran asunto político de esta etapa en la Diputación. Una ausencia que el edil de Xixona, también portavoz de Cs, intentó apañar, con dos toques a Mazón. Ni siquiera se inquietó el presidente de la Diputación. Tiene el acuerdo de gobierno completamente blindado sin gran incertidumbre ni tampoco riesgos.

Vamos con la oposición. Este asunto de la investigación de la Confederación Hidrográfica del Segura ha desnudado los puntos flacos de los socialistas a las primeras de cambio. No podían tener ningún problema en asumir esa petición a la vista, por encima de todo, del impacto del temporal en la Vega Baja. El actual presidente del ente, Mario Urrea, nombrado por Pedro Sánchez cuando llegó a la Moncloa, ya estaba con el PP en otro puesto de ese mismo organismo en el que los que trabajan allí se van rotando en los cargos esté el que esté en el gobierno. Es mal síntoma que en la negociación de un asunto en el que Ximo Puig ha sido elogiado por todos por su respuesta al temporal, el grupo socialista se haya movido a remolque de la propuesta de Compromís, base de la moción definitiva. Y que la reacción se produjera después de que figuras de peso de la sociedad civil de la Comunidad advirtieran a la dirección del PSPV del desgaste que podía tener una respuesta que no fuera la de respaldar sin fisuras esa iniciativa.

Pero además, como casi siempre en el universo del PSPV, los movimientos del pleno también sacan a relucir las batallas internas que se avecinan por el liderazgo en la Vega Baja. No fue casual la intervención en el pleno de la Diputación para confrontar directamente con Mazón de José Joaquín Hernández, alcalde de Dolores. El movimiento le colocó -ya estaba en todas las quinielas- en la carrera por el mando comarcal que ahora tiene Manuel Pineda, alcalde de Rafal y dirigente afín a Ángel Franco, como casi siempre en todas las salsas del puño y la rosa. Y le permitió seguir diluyendo, de paso, el papel de la también diputada y portavoz socialista en Orihuela, Carolina Gracia, un blanco habitual en las conspiraciones que montan los «virreyes» socialistas de esa comarca.

¿Qué ha pasado con Gerard Fullana, ahora en solitario en la Diputación como representante de Compromís? No ha salido mal parado. Al contrario. Sin discusión, sus compañeros en el Consell empezando por Mónica Oltra han ofrecido una imagen deplorable en la catástrofe de la Vega Baja. Pero Fullana ha sabido manejarse con una buena carta: su voto tiene valor determinante para arrinconar a los socialistas. Supo moverse primero entre bambalinas. Y después liderar por completo la alternativa de la oposición que Mazón, por orden institucional, entraría a negociar. Hasta el punto de que en el PSPV lo tenían claro: en la línea de Compromís. Hoy Fullana, en ese paisaje tras esta primera gran batalla, encabeza y maneja la oposición. Pero eso no compensa, ni de lejos, la dejadez de su partido con la provincia.

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